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FIBRAS DEL ALMA temblando de gozo, asombro y respeto, te miré con la fiebre de amores, que embargaba al entonces mi pecho; y por vez primera, al tocar tu santísimo Cuerpo, sentí las entrañas cargadas de fuego... , y mi alma romper pretendía estos lazos que la atan al suelo. Jesús de mi vida, mi adorado Dueño, ¿ es posible que manos tan viles, obradoras de culpas sin cuento, de negruras y manchas cubiertas, que mil veces la muerte te dieron, a tocar hoy se atrevan tu carne de pureza y· blancura de cielo? Esto es un profundo, sublime misterio, que turba mi mente y abrasa mi pecho... , es divina locura que espanta... , ¡ es de amor y ternura ya exceso ! Los ángeles, mudos se quedan al verlo, y los hombres jamás alcanzaron con su débil razón a entenderlo. 123