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CAPITULO IV LOS PUEBLOS INDIGENAS AL ENCUENTRO DE JESUCRISTO Si la presencia testimonial y dialogante es el primer medio de evangelización (EN 21), no es sin embargo el único. Y más aún, el anuncio explícito de la buena nueva de Jesucristo (EN 22) es una exigencia intrínseca a la propia evangelización.Y esto porque ese Dios Padre que, a través de su Espíritu y de su Palabra, está presente en la historia de cada pueblo indígena desde su inicio -muchas veces de modo oculto-, conduce a estos pueblos hacia la plena y definitiva re– velación dada en Jesucristo, centro del plano salvífico y dador de la vida en abundancia (Jn 10, 10) (EN 27). Por eso, el que les sea anuncia– do a los indígenas el evangelio de Jesucristo es, antes de nada, una invitación que viene de Dios, de ahí que ese anuncio no pueda ser si no buena noticia para los indígenas, que lejos de destruir su cultura la encaminan hacia su plenitud a partir de los valores del Reino que ya viven. Los problemas y las divergencias surgirán cuando se intente concretizar el cuándo iniciar ese anuncio explícito, cómo realizarlo, qué método seguir en dicho anuncio, etc. Cualquier intento proselitista aquí no puede tener cabida, pues el mismo Cristo que nos conquistó para la libertad respeta la libertad y decisión de cada indígena y de cada pueblo amerindígena, como lo hace con cada persona y con cada pueblo. 97
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