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religión con ceremonial poco elaborado; etc.) y los cambios negativos surgidos en su "contacto con la sociedad local y nacional" (1971 !quitos, 42) como, por ejemplo, la creación de relaciones de dependencia, de necesidades secundarias, el surgimiento de la explotación, etc. Debido al rec1en acabado encuentro de Barbados, donde se señalaron los errores históricos de la acción misionera, Iquitos ya no habla de que es competencia de los misioneros hacer progresar las culturas indígenas. Habla del "compromiso de máxima comprensión, respeto y aceptación de las culturas autóctonas (encarnación cultural)" (1971 /quitos, 47), el compromiso en favor de su supervivencia biológica y cultural, la denuncia de la injusticia institucionalizada ejercida por la sociedad nacional contra los indígenas y, sobre todo, "la responsabilidad de procurar que los grupos nativos tomen conciencia de su situación frente a la sociedad nacional, se organicen y se conviertan así en los impulsores de su propio desarrollo" (1971 Iquitos, 48). Si en Barbados se critica a las iglesias y, más aún a los gobiernos por sus acciones colonizadoras, explotadoras y desintegradoras con respecto a los indígenas, en Asunción las iglesias reconocen que más de una vez han sido complices de la colonización y desintegración cultural e "instrumentalizadas por ideologías y prácticas opresoras del hombre" (1972 Asunción, 53) comprometiéndose, consecuentemente, a libertarse de sus pecados, a solidarizarse con los indígenas y a ponerse al servicio de estos (cf. 1972 Asunción, 55). En su Primera Asamblea Nacional decía el CIMI: "Dado el momento histórico vivido por los pueblos indígenas del Brasil, de expropiación de sus tierras, destrucción de su cultura y negación de su derecho de decidir sobre su futuro, la Iglesia Misionera ( ... ) se compromete" (1975 Goiania, 65) a defender la tierra indígena, su cultura y su autodeterminación. Desde entonces se convirtieron en tres pilares fundamentales de la actuaci6n del CIMI, junto a sus principal tarea que era la de concientizar sistemáticamente (cf. 1975 Goiania; 66) a los indígenas, a la sociedad envolvente y a la iglesia. 55