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-trasvasa el mensaje evangélico en las mediaciones culturales del hombre concreto a quien va dirigido, siguiendo el principio de San Ireneo: "lo que no es asumido no es redimido"(2400); -enriquece a la una y única iglesia de Cristo en la pluriformidad de expresiones de la misma fe; -denuncia todo intento de uniformidad por ser empobrecedora y un camino falso para alcanzar la unidad. Solo en la alteridad y pluriformidad se puede construir la auténtica y difícil unidad (GS 22). D) Relación entre evangelización liberadora y evangelización inculturada Una vez abordadas tanto la evangelización liberadora como la evangelización inculturada es necesario ver la relación que existe entre las mismas, pues "una evangelización liberadora debe ser una evangelización inculturada. Y este es el punto en el que todavía se necesita profundizar la reflexión teológico-pastoral y la misma praxis eclesial; incluso en el que se necesita profundizar toda la teología de la liberación, especialmente en relación con las etnias indígenas". 36 El haber abordado anteriormente de modo detallado los vínculos y aportes existentes entre evangelización y liberación, así como entre evangelización e inculturación, nos dispensa de hacer aquí un análisis exhaustivo entre la evangelización liberadora y la evangelización inculturada. No obstante hay que hacer notar que tanto la evangelización inculturada como la evangelización liberadora se dirigen al mismo hombre concreto inmerso en una historia y en una cultura, y que necesita de mediaciones; tienen por centro a un Dios que en Jesucristo -de manera plena, definitiva y paradigmática- libera inculturándose, es decir, que entra en la historia y cultura humanas de un modo liberador; 36 M. A. KELLER, Evangelización e inculturación. Reto misionero de la Iglesia latinoamericana, en Biblia y Fe n 9 37 (1987) 103. 46
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