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cultural, etc., que presencialicen, y hagan de la historia de salvación una salvación en la historia. Mediaciones y señales tales como la justicia, la solidaridad, la paz, el respeto a las culturas, etc. Es lo que podríamos llamar dimensión política de la caridad, que es uno de los signos de nuestro tiempo. b) Contribuciones mutuas entre evangelización y liberación Esos lazos nos abren el camino para ver cómo se enriquecen mutuamente la liberación y la evangelizacion. Primeramente indiquemos los aportes de esta última sobre la liberación. Entre todos ellos hay que subrayar los siguientes: -anuncia la liberación integral del hombre y de todos los hombres. Por tanto, anuncia cuál es la vocación del hombre: vivir en comunión con Dios y con los hombres. La liberación integral forma parte del contenido de la evangelización (EN 30; P 480); -desvela a la luz de la fe el sentido más hondo de las luchas concretas de liberación. Ayuda a discernir el horizonte hacia donde apunta cada acción humana: si construye el Reino o si se opone a él. Ese desvelar nos mantiene vigilantes para no identificar la liberación escatológica con las liberaciones históricas concretas, las cuales son ya salvación aunque aún no en su plenitud; y también para no separarlas, pues la liberación escatológica (que es la decisiva) se desdobla intrínsecamente en la liberación ético-política; e igualmente para no absolutizar ninguna mediación histórica por liberadora que sea, pues siempre está cargada de ambigüedad y de otras motivaciones no humanizantes, que la convierten en opresora si no está penetrada por el Espíritu que la lleva a una continua conversión (EN 35);3 4 -denuncia todo aquello que se opone al Reino que Dios quiere establecer. Denuncia las situaciones injustas, las dominaciones, las explotaciones, los ídolos, etc. Es decir, denuncia el pecado y todas sus consecuencias; 34 Cf. J. COMBLIN, Evangelizagáo e libertagáo, en REB 37 (1977) 586-587. 42

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