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destinatarios del mensaje del Reino y también sus primeros evangelizadores (P 1147). C) El camino del Jesús histórico Para mejor comprender el significado del Reino que Jesús proclama -que está ya presente y que camina hacia su plenitud, y que la iglesia tiene que anunciar y realizar con su vida- el camino histórico de Jesús se convirtió en el punto de paitida. 16 Es decir, la persona, vida, mensaje, hechos y actitudes de Jesús de Nazaret. Lo primero que nos llama la atención al acercarnos al Jesús histórico es que él no se predicó a sí mismo, que él no fue lo último para sí mismo. Tampoco lo fue la iglesia, y ni siquiera Dios en sí mismo. Lo último, aquello que se torna el eje definitivo de una jerarquía de valores, es el Reino. "Lo que da sentido a la vida, actividad y destino de Jesús es el reino de Dios" ,17 es decir, Dios como cercanía, Dios como viniendo, Dios como Padre. Un Padre que es misericordia, que es amor efectivo para con los hombres, tomando partido por aquellos de sus hijos que tienen la vida amenazada 18 e implantando así el derecho de los pobres. Jesús no se limitó a anunciar el Reino de Dios que estaba próximo, cercano y que tomaba predilección por los pobres, sino que se 16 "Es indudable que en los últimos decenios existe en la teología sistemática, tanto católica como protestante, una tendencia a historizar a Jesu-Cristo, revalorizando el significado rcvelatorio de su existencia terrena y revalorizando esta para la comprensión total de Jesu-Cristo. La cristología latinoamericana se inscribe formalmente en ese proceso, pero con características propias": J. SOBRINO, Jesús en América Latina. Su significado para la fe y la cristología, Sal Terrac, Santander 1982, 96. 17 lb., 135. 18 Desde la perspectiva del mundo mesopotámico que tuvo influencia sobre el A. T. "se deduce el ideal de una justicia regia, no precisamente imparcial, sino que toma partido de los flacos contra los fuertes, de los pobres contra los ricos. Bajo un rey perfecto que ejerciese eficazmente su prerrogativa de defensor de la justicia, esta no aprevecharía igualmente a todos los súbditos: los humildes y los pequeños serían impedidos de perjudicar a cualquier persona": J. DUPONT, A !greja e a Pobreza, en G. BARAUNA (dir.), o.e., 441. 30

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