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Los agentes de pastoral 5 en Quito se comprometen "a acompañar en su lucha histórica a los pueblos indígenas, favoreciendo la participa– ción de la mujer. "Asumimos como propio el proyecto de autodetermi– nación de estos pueblos y nacionalidades en una actitud de conversión y respeto, impulsando en nuestras respectivas iglesias un espíritu solidario para que la evangelización no atropelle la identidad, las organizaciones y aspiraciones indígenas y para que dentro de este espíritu se formen las iglesias verdaderamente indígenas" (1986 Quito, 16). Lejos de pensar que ya se alcanzaron todos los objetivos que en los últimos años los misioneros se propusieron hay que reconocer, al igual que en 1986 lo hizo un grupo de misioneros y agentes de pastoral que actúan junto a los pueblos indígenas, que, en muchos puntos "aún estamos muy lejos de las metas propuestas por el Concilio Vaticano II" ,6 En una mirada retrospectiva se ve con claridad que se ha ido configurando una nueva manera de evangelizar: de un endoctrinamien- hablemos de pobre no queremos reducirlo exclusivamente al ámbito socioeconómico. Por eso utilizaremos como términos sinónimos los vocablos pobre (o mejor, empobrecido), dominado, explotado, marginado, etc., aunque cada uno acentúe más un aspecto que otro. Nunca pueden ser tomados como términos independientes o de modo exclusivo, y sí siempre de modo interrelacionado, pues normalmente son las mismas personas y grupos los que son dominados, empobrecidos, marginados, solo que vistos desde ángulos diferentes. Quizás el término más amplio sea el de marginado (sea a nivel económico, político o cultural) solo que dicho término parece que no expresa tan vigorosamente la cruda realidad en que vive la mayoría de la población del mundo, de América Latina y, concretamente, de los pueblos indígenas. 5 Son diversos los vocablos empleados para designar a las personas no-indígenas que van a convivir con los indígenas, a participar de su vida, de su situación, de su cultura, y de su destino. Véase, a título de ejemplo, algunos términos como evangelizador, agente de pastoral, misionero, agente cristiano, agente solidario. El término agente, que hace referencia a actuar (hacer) no nos parece muy acertado para desingar a esas personas que se caracterizan más por estar presentes que por hacer cosas. Tampoco nos parece muy acertado el vocablo evangelizador, pues la persona inculturada es al mismo tiempo evangelizador y evangelizado, e igualmente lo es el indígena. El término misionero tomado, no en su sentido reductivo ni conforme a las configuraciones misioneras concretas en el transcurso de la historia, sino en su sentido etimológica (enviado) nos parece el vocablo más adecuado, aunque sin negar su limitaciones. 6 Para una Igreja com rostro indígena. Carta aberta as Dioceses e Congregar;óes Religiosas, en SEDOC 19 (1986) col. 621 25

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