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hechos y palabras, inculturándose, asumiendo la cultura y los condicio– namientos del pueblo al cual se dirige. Así, las circunstancias históricas y culturales de los jueces son muy diferentes de las de los cristianos de Corinto. Por eso "buscar los puntos de impacto de la Revelación no es, en primer lugar, evadirse del tiempo, sino volver a atravesar la malla de las relaciones históricas y culturales, a fin de encontrar los hombres y grupos que son testigos de ese impacto". 8 Es por ello que la revelación codificada -la Biblia- al ser escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo no desprecia ni destruye las características de la cultura ni del escritor sagrado, sino que las valora y se sirve de ellas como medio irrenunciable para entrar en contacto con las personas. Es decir, utiliza el lenguaje inteligible a sus destinatarios. Es aquí donde la palabra humana revela sus capacidades máximas, pues se convierte en mediación divina, en palabra divina y salvadora. 9 Dicha palabra, aun siendo Palabra de Dios, tampoco es uniforme en cuanto al estilo, habiendo así escritos de estilo poético, de estilo exhortativo, etc. Es decir, hay diversidad en géneros literarios (DV 12). El autor sagra– do, además de utilizar los géneros literarios que estaban en uso en su cultura en aquella época, deja impresas en el escrito sagrado sus características literarias personales. Es, por tanto, una palabra divina inculturada en una palabra y lenguaje humanos concretos. El Dios que se fue revelando progresivamente, a través de hechos y palabras se revela de modo definitivo y pleno en su Hijo, que asume la naturaleza humana en Jesús. En el judío Jesús de Nazareth el Verbo se torna humano, asumiendo nuestra condición con todas sus limita– ciones históricas y culturales. Es en la persona de Jesucristo donde la 8 J. GRITTI, Expressáo dafé nas culturas humanas, Paulinas, Sáo Paulo 1978, 112. 9 "La palabra de Dios, al encamarse en palabra humana, necesariamente tiene que asumir una lengua concreta¡ porque solo en lenguas concretas se realiza la radical capacidad humana de lenguaje. La lengua concreta es el punto de inserción de la trascendencia en el tiempo, del mensaje divino en el lenguaje humano( ...). Históricamente sabemos que las lenguas elegidas son el hebreo, el griego, y en pequeña escala el arameo": L. ALONSO SCHÜKEL, La palabra inspirada. La Biblia a la luz de la ciencia del lenguaje, Herder, Barcelona 1969, 115. 125

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