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CAPITUL.O V LA COMUNIDAD ECLESIÁL CON ROSTRO . . . AMERINDIGÉNA . . . ,, , i ' ' ,, ' El evangelio de Jesucristo cuando es acogido lleva a ser vivido en comunidad, pue~ la fe cristiana -que es una opción personal- no es posible vivirla fuera de la comunidad. Es el terreno imprescindible para que la fe pueda crecer y madurar. Y en la me.dida en que esa comunidad eclesial toma un rostro propio, es decir, en la medida en que sabe verter en su propia cultura su fe en Jesucristo, será señal de que la evangelización está consiguiendo su misión, es decir, tornarse liberadora e inculturada. Veamos primeramente cómo y en qué medida, en los encuentros indigenistas, fue creciendo la conciencia sobre la necesidad de construir una comunidad eclesial indígena con fisonomía propia. 5.1. Momento primero: datos de los encuentros indigenistas El encuentro de Melgar, que es sumamente rico sobre esta cuestión, comienza reconociendo el problema de la uniformidad de la iglesia al decir que "muchos misioneros sufren la angustia de ver que la iglesia se presenta a veces excesivamente cargada con el peso de la herencia socio-cultural de occidente, tanto en la expresión de sus dogmas, como en su disciplina e instituciones. La catequesis y la 117

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