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108 P. EMILIO LOZANO MATEOS, CAPUCHINO la jefe secreta de la resistencia flamenca en los primeros tiem– pos», e incluso que «Maa.ama consiguió de su hijo, goberna– dor general de los Estados de Flandes, Don Juan de Austria, que se pusiera en libertad a cinco nobles de la resistencia flamenca, condenados por los españoles a la pena de la horca. Y esta fue la principal condición que puso Madama para abandonar Fiandes». (Maximino Basoa Ojeda, en su libro inédito: «Laredo en mi espejo»). Desconocemos las razones en que se apoya esta aserción y si bajo este sospechoso aspecto hay aún mucho que decir en torno a Doña Bárbara. Nos agradaría poseer mayor do– cumentación para poder comprobarlo. Si esto fuera así, bien podría tratarse en este descargo de algún espía encar– nado en la persona del Sr. Jacques Ludique. h) «Mas se os recibe en cuenta quinientos y sesenta y dos mil maravedís que por mi poder cobró Juan de Maceteve vuestro sobrino...». En este desc'argo se nos habla de Juan de ·Mazateve, sobrino del otro Juan de Mazateve a quien está haciendo el presente documento de finiquito, el Aposentador de su Majestad y luego criado de la misma Doña Bárbara. El nom– bre de dicho sobrino, junto con el de Francisco Alonso de Casanueva, por tratarse del homónimo del Aposentador, fue quién nos obligó a esclarecer el árbol genealógico de los Mazateve y nos proporcionó la ocasión de dar con el expe– diente de Don Francisco de 1a Oceja Alvarado y Mazateve. Por último hacemos notar que este documento corrbbora la existencia de una nieta de Doña Bárbara, fruto de unos primeros devaneos amorosos de Don Juan de Austria con Doña .María de Mendoza. Como de todos es sabido, se llamó Doña Ana de Austria. Primeramente fue mbnja agustina en Madrigal. Debido a la intervención nada afortunada del agustino portugués P. Mi– guel de los Santos que pretendía casarla con el presunto Don Sebastián, rey de Portugal -el famoso pastelero de Madrigal-, y cuando Felipe II descubrió toda -la intriga, el P. Miguel fue degradado, entregado al brazo secular y ahor– cado en la plaza de Madrid en octubre de 1595. El pastelero,

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