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94 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO Es tan viva, tan divina la fe que Dios Nuestro Señor me ha inspirado hacia V. R., que en su comparación la que antes tenía parece incredulidad, y lo mismo digo de la confianza, amor, obediencia y demás virtudes, cuyo acto se impone para que la dirección sea toda divina y obre en el alma lo que sig– nifica. Ahora conozco que mi Dios me quiere mucho y quiere resarcirme de las pérdidas habidas, pues me ha colocado nuevamente en sus manos y en condiciones inmejorables para que la dirección reporte a mi alma la san– tidad que mi Padre desea siempre como informado que está en los desig– nios de Dios respecto de mi alma. He conocido que la forma de dirección que V. R. me aplicó anteriormente era todo divin21, como lo es al presente, y lo mismo sus pretensiones, pero que yo no secundé, porque no tenía la fe que debiera tener, ni había identificado las relaciones sobrenaturales direc– tas e indirectas, y aunque era divino el cariño que le profesaba y la con– fianza, que podía llamarse suma tratándose de otra, no eran las mismas que profesaba a Dios y distinguía al Director; había como dos objetos en el vasto horizonte de mi alma, que era necesario identificar para que mi vida espiritual fuese una, simple, divina, y no divagase mi mirada fuera de Dios. No sé si me explico, pero espero, Padre mío, que ya comprenderá mi pensamiento. 4.-Escrito lo que antecede, suspendí ayer la presente para ir a Com– pletas, y no sé ahora por dónde empezar. ¡ Padre mío, Padre mío, qué impresiones tan divinas acabo de recibir y me ocupan en estos momentos! Pero no quiero dejarme llevar de los sen– timientos que me trabajan, no sea que me olvide otra cosa que quería decir– le ayer y me interesa sobremanera. Hacia fines de mayo o principios de junio de 1918, después de un pe– ríodo de visitas y favores o comunicaciones divinas, que guardaban relación con la entrega de las divinas Personas del 12 de junio de 1911 y eran como consecuencia de aquella soberana comunicación (6), después de habérseme mostrado el Espíritu Santo corno paloma divina que anida en mi seno, atra– yéndome con fuerza misteriosa, al mismo tiempo que moraba en mí como en su templo y me aplicaba el oficio de la dedicación de la iglesia (7) ; des- (6) La entrega de las tres Divinas Personas, o sea la celebración del matrimonio espiritual, que tuvo lugar el 11 y 12 de julio del citado año 1911, lo describe la autora en su carta fecha 21 de septiembre de 1912. Cfr. Itinerario místico, Parte II, págs. 82 y siguientes. (7) ¿No tendrá relación con el opúsculo acerca del Oficio de la Traslación de la Casa de Loreto?

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