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6 CORRESPOll!DENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO máticamente algunos rasgos más característicos de la espiritualidad re– flejada en las 58 cartas, que aquí se ofrecen al público como remate del epistolario sorazi,mo. Y, en primer lugar, una alusión siquiera a las relaciones directivas, que ahora adquieren nuevos matices, a veces sorprendentes y siempre santificadores. El trato de la M. Angeles con la divinidad era tan ínti– mo y frecuente, tan intenso y aleccionador, que alguien menos experi– mentado en las vías del espíritu hubiera podido rechazar como super– fluo el recurso a un director. Y no faltó quien le sugiriera esta idea, avalorada por el peso de su ciencia y autoridad. Sin embargo, no era así. Parece como que Dios había depositado en su ministro-y preci– samente en el P. Mariano-el caudal de gracias y el tesoro de dones, con que deseaba regalar y embellecer a su sierva. De esta verdad estaba plenamente convenáda la dirigida; la experiencia personal, demasiado triste y .provechosa, de los casi siete años de orfandad no le permitían la menpr duda sobre el particular. Roto ese canal, la fuente se secaba, las energías se agotaban y. el alma desfallecía de sed. Los inefables mis– terios. de la vida divina, las insondables relaciones de las tres adorables Personas, la parti'cipación divinizadora de la augusta Trinidad tropézá– ban con una barrera, al parecer infranqueable, si no intervenía positi– vamente el .Director. El alma no podía prescz'ndir de éste, so pena de pafalizar la acci6ndivz'na y estacionarse. De ahí sU afán continuo por . identificarse divinamente con él; y con tanta perfección[o había logra– do, que podía afirmar que no conocía "identificación mayor dn la vida mortal, ni que más se acerque a la siflna unidad de las divinas Pet:fo– tias de la Trinidad" (29 julio 1.920). Durante este período el .alma desarrolla su áctiv~·dad aso111,Gtdsa siempre engolfada en los set¡os de la divinidad; su vivir· en ta tierra es "como. la repeticióp .del misterio de la Santísima Trinidad" (31 ju– lio 1920). Nada anhela con tanto entusiasmo como reproducir en síla 'Generación del Verbo .y la Procesión del Espíritu .Santo y llevaVcoirio esculpidas .en ella las dos divinas. Pfrsonas. Siéntese aúmismo rrii:Úerio– samente atraída a reproducir t~dos fos misterios que encierra la Unión Hipostática, persuadida de .que su vocación p~culiares répetír la historia de la. Encarnación en sus relaciones con la. TriJ?,idail. ~e he/ho vivía co.mo polarizada hacia. las. dos. incomprensibilidades de Di°:/Uno y Trino y de la Encarnación del Verbo; estos misterios constítuían su
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