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60 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO excesivamente familiarizada, naturalmente se entiende, o a lo humano, que a lo divino y en Dios no hay peligro. Espero de su caridad y gran celo, del poder que Dios le ha concedido para llevarme donde quiere y hacerme como quiere que sea y debo ser, que me arrancará de las criaturas y de mí misma para que toda viva en Dios y reconcentre en El mis energías. Hace tiempo pen– saba pedirle este favor y se me pasó. Al presente no hay motivos de dis– tracción en la Comunidad, pero ya conoce mi excesiva condescendencia y debilidad y sabe, Padre mío, lo tonta y fatua que soy; y que éste es mi flaco. 7.-Se me olvidaba que cuando Dios se revela a mi alma en V. R. para comunicarme por su medio la vida divina, los designios de Dios relacionados con mi santificación se manifiestan en los deseos que inspira en V. R. y és– tos se imponen o traducen a mi alma en voces de ardientes clamores, que me recuerdan el misterio de la Inmaculada Concepción y Maternidad des– critos por San Juan en el Apocalipsis, capítulo 12: Signum magnum aparuit in coelo, etc. Si es Dios Padre la Persona divina que representa la Divinidad, siento vivamente el vacío, nada y pequeñez de mi prestada existencia, que más se puede llamar muerte qu~ vida, la privación de los grados de la vida divina que supone mi vida estacionaria, falta de correspondencia a la gracia, re– beldías a los impulsos del Espíritu Santo, gravísimos pecados cometidos, ' etcétera, durante la orfandad, más mi mal comportamiento anterior; paré– cerne que estoy muerta y con ansia suma de resarcir las pérdidas habidas; con gemido inefable y fuerza avasalladora reclama la vida divina que Dios ha depositado en V. R., como cosa que me pertenece. La plegaria o gemido suplicante que sale del fondo de mi alma ardiente, como todo lo que pro– cede del Espíritu Santo, piérdese en las profundidades del alma de V. R. y explica su anhelo con estas palabras: "Dame vida, Padre mío; dame vida, Padre mío, que estoy muerta; vivifícame, vivifícame, vivifícame." Palabras que encierran infinitos sentimientos y aspiraciones y repite mi alma en cada gemido mientras dura la influencia divina y se agotan mis energías. A su vez, se muestra mi Dios ansioso de comunicarse, de cumplir mis anhelos y responder a mis reclamos mejor que yo sé y puedo esperar, y es Él, ordina– riamente, quien da la iniciativa al mutuo comercio, y lo hace por medio de V. R. Cuando es el Verbo, se impone como Realidad divina, y ante la Verdad divina me siento vacía; las comunicaciones recibidas hasta aquí son soro-
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