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58 CORRESPOWDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO vida divina que participa de mi Dios directamente, ora en un atributo ora en otro, y repercuten en mi alma estas palabras que entrañan la vida de Dios y responden a mi gemido suplicante: "Dilata los senos de. tu alma, porque necesito comunicarme. Ven a mí que soy tu Padre, porque yo quiero vivifi– carte, santificarte, informar tu vida, abrasarte, divinizarte, etc." He aquí en qué forma se ha repetido la última vez, o sea esta noche. A las 8 .me fuí a Maitines, empecé el Oficio con intención de atender a las pa• labras que pronunciaban mis labios; pero antes de terminar el invitatorio .perdí la atención. Se impuso a mi alma el gemido suplicante, que he dicho, y al mismo tiempo la presencia del Espíritu Santo a cierta altura o corta distancia, a mi derecha, con su mirada fi.j a en V. R. y como preparándose para mncederle nuevas comunicaciones de su divino Amor. Su divina mira– da comprendía también mi pobre alma y sus comunicaciones perseguían mi deificación. Entendí que quiere desposarse con · su alma y con su unión y comunicaciones divinas que lo acompañarán, adaptarle para los misterios ,divinos que quiere cumplir en mi alma por medio de V. R., de cuyos miste– rios uno es mi enjesusamiento, repetir la historia de la Encarnación y hacer de mí otro Jesucristo mediante la cooperación de V. R. (en este sentido se me impone Jesús como modelo), que esto significa lo que decía en la carta .que eché al correo esta tarde (1), al hablar de los deseos que tiene la San– tísima Virgen de compartir la divina Maternidad, el poder que recibió de Dios Padre para concebir un Hijo divino en virtud del mismo divino Es– píritu. No sé si me explico, pero creo que Nuestro Señor se lo dará a entender mejor que mi pluma. Aquí suspendo, aunque no estoy en condiciones de dormir. Dios sea bendito. 4.-Esta mañana casi me pesó haber escrito anoche lo que antecede y me dieron ganas de destruirlo, y caso que no (pues me pareció si sería ten– tación), no continuar y reservármelo. Mas cuando fuí al coro a las 5, en el momento que me puse en oración, se impuso a mi alma la influencia de la dirección en la forma divina que me trabaja y me subyugó y apremió para que lo complete y lo mande al correo. La fuerza divina que se apoderó de mi alma y me llevaba o traspasaba a mi Dios aniquiló mi voluntad y mis ener– gías, no podía hacer más que amar gimiendo, y gemir amando y ansiando (1) En la carta antecedente, págs. 49-55, fecha 24 de ju:io.

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