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48 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO peligro. Hace unos días recibí carta del P. Alfonso, y, a pesar de estar mi alma disipada, me costó ejercicio de paciencia leerla por la fatiga, disgusto o no sé qué que sentía-a pesar de ser espiritual-, y en seguiaa la des– truí, sintiendo que hubiera perdido tiempo el Padre en escribirme. Lo pro– pio me ocurre con todos y todas las cri¡üuras, mientras que hacia V. R. sien– to una necesidad como infinita de trato y comunicación, y mi mayor marti– rio creo es no poder ,postrarme a sus pies todos los días para derramar mi alma en la suya y recibir la absolución y bendición. En mis relaciones di– rectas con Nuestro ·Señor, la presencia espiritual de V. R. se impone a mi alma como la de la Santísima Virgen, mi Madre y Protectora. Así que la penitencia última responde como ninguna a la necesidad y exigencias de mi alma ávida de unión e identificación cada vez más perfecta con su Dios vi– sible como lo está con el . invisible. 2.-Me pregunta qué más necesito para pen ;lerme.en Dios. No .fo sé; yo creo que están vencidos todos los obstáculos y que podré, con su ayuda, abis– marme en mi Dios y conseguir algún día perderme en El de modo que na– die conozca mi sepultura, fuera de V. R.; de mi Madre y Reina divina. Como primer paso o medio, si no lo hizo ya, tenga la bodad, de recibirme por hija una vez más, y· en adelante cuide de mí como de su propia alma, yitráteme con la misma libertad. No rehuso la corrección y humillaciones, sino que las amo y solicito,· con' la condición, eso sí, de que vea yo que me ama como padre y que' le interesa mi alma, porque me mata la judicatura sin: la rater– nidad,' la cosa más insignificante que indique extrañeza, en V.,R., se entien– de, que los demás ya pueden tratarme como les venga bien. ¡Si viera, Pa– dre mío, cuánto me arrovechó lo que me dijo el 18 de junio inmediatamen– te ;después della confesión! ·Es rorque rercibí su celo y caridad paternales en las rafabras de corrección, y renetraron éstas en mi alma como fragmen– tos 'de vida divina. Por el' contrario, dos o tres •ralabras que indicaban frialdad o' 'indiferencia fueron· más que suficientes rara• torturar mi corazón la semana siguiente,· sin fruto ni ·mérito, rorque •·esta• clase de .sufrimientos me alejan de Dios. Mes figuro que lo haría sin darse cuenta o rara ri:obarme; pero el diablo no descuidó la ocasión,· y ya que entonces. no podía echarme el zarrazo, aprovechó• la r:rimera noche desrués de su ausencia. '/Es' tarde y no ruedo ·ser más extensa; ni quiero dejar•la carta ,para ,ma~ ñana. Besa su mano su hija recadora que mucho le ama, y venera en Dios, Sor Ángl3les.

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