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32 CORRESPONDENCI,\;\ DEI nA: M, ANGELES CON· EL P. MARIANO estaba interesada su gloria: en. que prevalezca. la opinión y doctrina que en– seña a buscar la renovación y divinización de la criatura, la unión divina Y demás gracias\ místicas en la vida litúrgica, o sea en los misterios que la Santa Liturgia nos recuerda. constantemente; en la práctica de las virtudes que encierrnn, en vivir de la fe y practicar con fe y caridad lo que parece ordinario, una, espiritualidad tan sencilla como elevada, que se parezca a la de la Vfrgen. y a la que exteriorizó el Hijo Unigénito de Dios, cuya vida, comparada con la del Santo Precursor, parecía vulgar, y por tal la conceptuaron. los depositarios de la autoridad y ciencia divinas y hasta el mismo demonio, mientras que el vulgo o las muchedumbres sencillas perci– bieron lo que había en Él de portentoso y regenerador. No sé si me explico. Jesús me pidió mi cooperación; e infundió en mi corazón un celo tan ardien– te por defender su gloria en este. sentido que no lo puedo sufrir, y sólo mi vocación me contiene para que no vaya por esos mundos a predicar a las• naciones, al mundo entero para iniciarlo en los secretos de la verdadera ciencia. Uno de. los medios que me indicó Nuestro Señor para cooperar a sus designios fué el mismo que la Santísima Virgen me había insinuado mu– chas veces: que entregase mis escritos al P. Nazario Pérez, y que por su medio los conocería el P. Seisdedos y modificaría y completaría sus teorías. A ninguno de los dos Padres conocía ni sabía sus destinos; para mandar los escritos al P. Nazario tuve necesidad de preguntar dónde estaba, y aunque dicho Padre me ha indicado varias veces que otro Padre había revisado con él los. escritos, no tuve interés en preguntar quién fuese ni jamás le hice mención del P. Seisdedos y de lo que a él se refiere, y resulta que dicho Padre es el que le ha ayudado en e1 examen. 9.-Yo, amado Padre, he visto y palpado la voluntad de Nuestro Señor en lo referente al envío de mis escritos, y no he tenido la menor vacilación; al contrario, lo veo cada vez más claro y tengo la completa seguridad de que se cumplirá lo que falta de la santísima voluntad de Dios y de la San– tísima Virgen, como se han cumplido muchas de sus insinuaciones referen– tes a este asunto. Esto no quita que V. R. me mande con libertad lo que estime conveniente, pues quiero probar mi fe, mejor dicho, testimoniar mi fe y docilidad al guía que Nuestro Señor me ha dado en las cosas que pa– recen contradictorias a las manifestaciones directas del mismo Dios cuyo lugar ocupa. A la súplica que me hizo el R. P. García, en nombre del P. Nazario, contesté diciendo que había reclamado los escritos por orden de mi Direc-

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