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30 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES /:ON EL P. MARIANO instantánea, como la del relámpago), me sentí libre de los sufrimientos Y como i~iciada en una vida nueva, en una felicidad que fué desarrollándose poco a poco. A las siete de la tarde cambiaron mis disposiciones respecto de la dirección. 7.-La noche del 25 al 26 lo pasé muy mal por haberse agravado mis sufrimientos morales, y por la mañana no me levanté hasta las cinco; había pasado levantada la mayor parte de la noche. A la una de la madrugada, en la fuerza del sufrimiento o tentaciones, asentí a una sugestión para ejecu– tarla en la primera ocasión. Fué de destruir los escritos en cuanto llegaran a mi poder. Por la mañana tuve que retractarme, estrechada por el temor de ofender a mi Dios y merecer su reprobación, como Saúl, si faltaba a la obediencia, y me resigné a sufrir hasta la muerte y hasta el fin del mundo en el purgatorio antes que desobedecer. Es el pecado que más miedo y pavor me inspira, el único que compromete mi filial e imperturbable confianza en Nuestro Señor, pues el conocimiento de todos los pecados de mi vida no me apura tanto como la más leve falta de obediencia a mi Padre espiritual. Lo _propio me acontece con la falta de confianza; de la confianza absoluta que Nuestro Señor me pide y quiere qne tenga con V. R., pues si falto a cual– quiera de estas reclamaciones, me considero abandonada de Dios para siem– pre. Y a ve qué situación, y el peligro en que me encuentro de ser infiel a la gracia por las dificultades con que tropiezo para responder a ella en este sentido. Muchas faltas más tendré, pero no me acuerdo. De todas me acuso, arrepiento y propongo la enmienda, así como de todos los pecados y desórde– nes de mi vida confesados y desconocidos y los que se han cometido por mi culpa, de los cuales se me pedirá cuenta en el tribunal del justo Juez. Absuélvame deprecativamente, e ·impóngame la penitencia que estime conve• niente. 8.-Ayer por la tarde, mientras escribía la presente, vino el R. P. Fnm– cis.co García, S. J., confesor extraordinario de Témporas de esta Comunidad. Me dijo que venía de Carrión y traía la contestación de la carta que escribí al .P. Pérez; que éste y el P. Maestro habían sido discípulos y habían hecho juntos el noviciado. Por esto y otras razones le habían enterado de todo lo que concierne a mis escritos y de mi reclamación,; que lo sienten mucho, y que le encargaron que me dijera que no harán ningún uso de mis escritos, fuera de ellos, del aprovechamiento espiritual que buscan en ellos para sí
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