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282 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO pues estoy persuadida que su muerte coincidió el 25 de marzo, una de las razones porque celebro las dos fiestas o misterios en este día todos los años, y me alegro mucho cuando ocurre .el Viernes Santo, como este año. Así coincidió-si mal no recuerdo-el año 1910, cuando se me prometió un Pa– dre verdad, ¿recuerda? (3). 4.-Desde el 19' he tenido presente el misterio de la Encarnación y el_ episodio o episodios que nos recuerda la sagrada Liturgia cada día de la Semana Mayor, y he procurado acompañar a Jesús, obsequiarle, darle cari– ñosa hospitalidad, etc., etc., con los sentimientos de nuestra Inmaculada Madre o que abrigaba la Señora, recordando como Ella los ardientes deseos y plegarias por la Encarnación en los días que precedieron al cumplimiento del inefable misterio, al mismo tiempo que acompañaba a Jesús. Más: daba gracias a las divinas Personas por las inefables comunicaciones que conce– dieron a la .Señora para disponerla para la Encarnación y súplicas para que comparta conmigo su espiritualidad, etc. Ayer, inmediatamente después de los Oficios del día, sin perder la noti– cia general del misterio del día, me abismé en la altísima, incomprensible grandeza, santidad, espiritualidad, etc., de la Madre de Dios y en las corrien– tes divinas que se establecieron entre Dios Uno y Trino y la Señora el 24, de marzo; y al mismo tiempo que procuraba traspasar mi vida, potencias y ope– raciones a María y a.similarme su pureza, espiritualidad inefable, divina, etcé– tera, mi alma buscaba en la nada a la Humanidad predestinada a la Unión Hipostática, y adherida a esta divinísima Humanidad presentaba a las divi– nas Personas su correspondencia y fidelidad absoluta y sus demás virtudes, operaciones y méritos, para merecer el inefable beso del Verbo, la adopción o· filiación divina de parte del Padre y las comunicaciones del divino Es– píritu. En una palabra, se ha cumplido todo lo que me dice en sus tres cartas últimas de buscar la Flor en el campo de la Divinidad, besarla, abrazarla, asimilarme los frutos del manzano, descansar a la sombra de la Paternidad divina, etc., etc., y más, mucho más, que no se puede explicar; y he agrade– cido la Unión Hipostática y sus soberanos efectos en nombre de mi Dios Hu– manado, todo en unión de María. Y también le he tributado incienso y ado– raciones divinales, postrándome a sus pies en nombre de las divinas Perso– nas y deseando prodigarle las infinitas y divinísimas alabanzas, que le tribu- (3) Cfr. Autobiografía, págs. 359 y sigs.
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