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CARTA CCXIV, 25 MARZQ 1921 281. y octubre, y como preparación para la fiesta de ayer y hoy me sentí incli– nada· a leer varias cartas anteriores, y así lo hice, reportándome su lectura mucho consuelo y más vivo anhelo de glorificación divina y santificación de mi pobre alma, y estrechar más y más el lazo divino que me une a mi Pa• dre y Dios visible. Aunque no cumplí la palabra de escribirle, puede estar tranquilo, pues he pasado estos días tan unida a V. R., que apenas le he perdido de vista, y todo, todo lo he hecho en unión de mi Padre amadísimo, a quien debo lo que soy después de mi Dios. Hasta con su Angel Custodio he compartido mi vida y operaciones, especialmente esta mañana al postrarme a los pies de mi Madre y Reina divina para tributarle honores, alabanzas, etc., como a la gran Madre de Dios y Reina de la creación. Aunque me cuesta privarme de la contemplación en día tan solemne, quie– ro dedicar este rato para indicarle, aunque sea brevemente, la marcha de mi alma a fin de que reciba la presente antes de terminarse el triduo festivo pascual. 3.-Desde el 15 de marzo he venido preparándome para esta solemne fiesta, procurando identificarme con la Santísima Virgen, repetir sus opera• ciones en su altísima contemplación y relaciones con las tres divinas -Per~– sonas, etc.; además de los sentimientos que las divinas cartas de V. R. in– culcan en mi alma y los afectos y efectos que me producen. Sirva de muestra este concepto: "Cristo, en cuanto hombre, es hijo na– tural de Dios" (2). ¡Si supiera, Padre mío, la felicidad que produce en mi alma esta breve cláusula y las acciones de gracias que ha arrancado y arranca hacia. el Padre Eterno! ¡ Qué feliz, qué dichosa me siento desde que leí la primera vez la carta citada, al ver cumplido mi ardiente anhelo de glori• ficación cristiana! ¡Con qué complacencia he buscado y busco en el seno det Padre a Jesús, su deífica Humanidad,· y con qué entusiasmo la abrazo y felicito porque es Hijo natural de Dios; pues así lo quería mi alma por lo múcho que le ama, y no puede vivir si no la ve identificada con el Verbo y elevada a la. altura incomensurable de la vida de Dios! ¡Cuántas -gracias le he dado a Dios Padre por esto, ofreciendo en retorno mi vida, etc., todoi;, los sacrificios que quiera pedirme! Si así lo he hecho anteriormente, figú-– rese,- Padre mío, lo que haría ayer y hoy, en este solemnísimo día de la– Encarnación · y. muerte de mi Dios Humanado; de la. muerte, sí, -también,- (2) Frase tomada de una de las cartas -de- -su Director..

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