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CARTA CCXI, 19 ENERO 1921 269 aun recordar su vida y las noticias individuales que lo acompañaron, creo que no lo podré hacer sin gran:de tormento y perjuicio de mi alma. Agregue a esto la repugnancia que tengo a todo lo que es mío y me per– tenece de alguna manera, que es tanta que ni siquiera para encomendarlos a Dios me acuerdo de mis hermanos, fuera de los días o momentos que se imponen en Dios, que suele ser de tarde en tarde. Lo que digo de la familia, digo de mi vida, de mis obras, de mis cartas, de todo, pues todo quisiera ani– quilarlo, y sufro de que no puedo conseguirlo. Alguna vez he pensado que no conoce mi Padre este sentimiento o aversión que hay en mi alma y lo hubo siempre, pues no es cosa nueva ni de unos años, sino de toda la vida,. y acaso por esto Nuestro Señor me hace ver en El a mis queridos difuntos, pues si no los viera, basta que sean mis padres y abuelos para que creyera que habían sido criminales y que están codenados, y jamás me atreviera a hablar ni pensar en ellos, si no es para deplorar mi desgracia o el principio de mi desgracia en su nacimiento. 9.-No sé cómo escribir las biografías ni poseo noticias pertenecientes a la vida de mis abuelos ni de mis padres, pues siempre fuí tan tonta como soy al presente y no pude fijarme más que en una sola cosa, en lo único que podía y debía aprender de mis queridos padres y abuelos por ser o respon– der a mi vocación: su fe vivísima, confianza filial, amor acendrado y ad– hesión inviolable, intimidad o unidad hacia el Verbo Encarnado y su Igle– sia santa, el espíritu de los primitivos cristianos dispuestos siempre para. sufrir el martirio en defensa de la gloria de Jesús y de los derechos de la santa Iglesia, una devoción acendradísima y fe y confianza filiales en lo;, Santos Apóstoles y Santos allegados a Je~ús y María, S. José, S. Joaquín y Santa Ana, por ejemplo, S. Bautista, cuyas fiestas nos enseñaron a cele– brar con especial entusiasmo. En una palabra, vi y aprendi de ellos la re– ligión cristiana tal como la enseñaron los SS. Apóstoles y la practicaron. los primeros cristianos, y . a esto obedece el aprecio grande, grandísimo, que tengo de mi profesión cristiana y religiosa y otras virtudes que entiendo heredé con la naturaleza. Pero estas generalidades no bastan para escri-• bir su biografía, ni creo que podría expresar mi concepto, lo que vi en ellos ni lo que ahora aprendo en Dios. Mire, pues, Padre mío, si basta lo dicho y puede dispensarme de dar más explicaciones. 10.-Es verdad que la última cuarentena ha sido y es provechosa para

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