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·CARTA CLXIV, 25 JUNIO 1920 25 me arrancó· del seno de Dios, a quien estaba unida :por vista amorosa en ,la segunda Persona de la Trinidad. Fué la memoria de los ,sufrimientos horro– rosos, desesperantes, que se han cumplido en mi alma .con motivo de fa di– .rección espiritual desde 1904 ó 190S, que me adherí a este medio de santi– ficación, por supuesto que por mi culpa, por no haberlo utilizado como debía y Nuestro Señor reclamaba de mí, a cuyo abuso o mal comportamiento por parte mía atribuyo los horribleB sufrimientos que me ha reportado en todo tiempo, y, lo que es más triste, sin mérito ni esperanza de •ninguna re– -compensa; a:I contrario, convencida de que pecaba en el cumplimiento de fas penosas obediencias y cuentas de conciencia y acumulaba leña para el pur– gatorio y tal vez para el irlfierno. Me acosté en esta disposición y continué las reflexiones, y ·con ellas los dolores infernales que dicho recuerdo ,me produce, por espacio de unas dos horas. Hace mucho tiempo que ,debí per– ,der la conciencia; por esta razón, y porque atribuía a mi grande •perversidad -e inslilsería las permisiones divinas respecto a la equivocación y desorien– :tación de mis respetables Directores, no perdí la paz y tranquilidad a .pesar -de sufrir horriblemente y hacérseme pedazos el corazón. ·El motivo 'de I aco– ger y cultivar estos pensamientos fué que creí que me ,conviene ,edificar :sohre .lá roca firme de una larga y repetida experiencia, llena de,desencaritos. 1 Cuando me cansé de sufrir y vi que, en lugar de sacar el fruto que _espe• :raba, me había disipado y había perdido muchos grados de gracia que hu– .biese adquirido continuando mi vida de unión con Dios, me arrepentí y pro· puse la enmienda, pero no lo hice. Al día siguiente repetí casi lo mismo, y, aunque no con tanta detención, -continué cultivando los mismos pensamientos hasta el 24, esperando .siempre que sacaría. fruto. No sólo no aprovechaba, sino que me perjudicaba, porque -el sufrimiento,, acompañado y producido por la memoria de las crisis dolo– rosas que me ha ocasionado el demonio y me he creado yo ,misma, me sol– taba del abrazo íntimo que me unía a mi Dios, me sacaba como fuera de Dios y me colocaba en la creación; la corriente establecida entre Dios y mi alma. se cortaba, quedando mi alma y cuerpo en estado agónico, padeciendo una pena intensa, •que comprende las mortales angustias, ,pena de daño y los demás sufrimientos horribles que he padecido desde 1906 en muchas -ocasiones, cuando me dominaba la idea de que me perjudicaba la dirección, etcétera, excepto el pavor, temores y ansiedades y alboroto o perturbación~ pues como digo no perdí la paz; me conservé tranquila y resignada en medio ,de mi penosa agonía y dolores de corazón insoportables, repitiendo ",Amen"
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