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254 CORRESPONDENCIA DE LA, M. i\NGELES. CON EL P. MARIANO tras no ve o se le habla de la gloria y· felicidad de Aquel que es su amor y su vida, Dios y su Unigénito Humanado. Si en este .momento viniesen mil ángeles a visitarme y cada uno me trajese una joya para embellecer mi alma con el fin de hacerme amable a Dios, ciertamente me agradaría y estimaría las joyas por su procedencia y por el fin para que se me conceden. Pero más que todo esto, mucho más, me alegraría y mi alma rebosaría más vida y adquiriría mayores energías, si me visitase un solo Angel y me diese noti– cia más clara de la infinita excelencia y perfección de Dios o de su Verbo Encarnado. Esto, esto es lo que a mí me interesa y santifica, lo que me co– munica vida y felici <l.ad. Generalmente, las almas espirituales, que aspiran a la unión con Dios, se exaltan ante la perspectiva del místico desposorio y de otros grados de unión que se presentan o explican bajo este aspecto; en una palabra, partee que muestran y les inspira vivo interés todo lo que se relaciona con la santidad positiva, mejor dicho, adquisición de dones espi– rituales. Pues esto precisamente es lo que a mí menos me interesa y miro como secundario o P,spero corno consecuencia de mi vocación y felicidad, que es la gloria y pP,rfección esencial, intrínseca de Dios y de Jesucristo. 5.-Me explicaré. Oigo hablar de desposorios y matrimonios espirituales sin que experimente consuelo ni satisfacción, aun reconociendo y sintiendo la presencia de los done~ que lo acompañan y los efectos de dicha unión; mientras me siento tan muerta y tan fría y sin el menor interés, recuerdo o me recuerdan el admirable comercio establecido en el seno del Verbo, entre su naturaleza divina y humana, y ante la infinita excelencia, gloria y felici– dad inefable de la deífica Humanidad identificada con el Verbo de Dios, unida a El personalmente y de los tesoros divinos que le reporta esta unión, mi alma se enloquece, rebosa vida y felicidad, adquiere energías subrehuma– .nas y realiza infinitos actos en obsequio de su Dios Humanado. Aniquilada ante la majestad de la inefable unión de las dos naturalezas, del desposorio verdad, fuente y razón de todas las uniones místicas que se cumplen en las almas, mi alma adora al Verbo Esposo en unión y revestida de las virtudes y méritos de la esposa que abraza, comprende y sostiene en su infinita y di– vina Personalidad y le ama, estima, agradece, alaba, etc., etc., en unión de la misma Humanidad, de la primera y tercera Persona de la Trinidad, de la Santísima Virgen y de todos los bienaventurados, con celo insaciable. Del propio modo ama, estima, alaba y se entusiasma en obsequio de la santa Hu– manidad en unión de las divinas Personas, cuyo amor y estimación me pa• recia insuficiente a no creerlo infinito, incomprensible, sobre mi inteligencia

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