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CCVIII 10 enero 1921. Süi\!ARI0.-1. Continúa la lucha contra la dirección.-2. Una doble visión: el Verbo y la dirección.-3. Dificultades con que tropieza para dar cuenta de conciencia por escrito. Deus meus et omnia. M .R. P. Mariano de Vega. Mi venerado y amadísimo Padre: Le saluda respetuosamente su hija pe– cadora y postrada a los pies de V. R., beso su santa mano y espero su pater– nal bendición. 1.-Esta mañana recibí su carta. Supongo que recibiría la que le escribí el sábado. Ayer quise también escribirle, pero lo dejé, pensando que estaría demás repetir la misma canción, o sea que continuaba mal, intensificándose a ratos la aversión y separación de la dirección. El sábado, en el momento mismo que firmé la carta, sentí un alivio grande, me vi libre de la opresión y desesperación que sufría y unida a V. R. Creí que podía descansar en Dios o que estaba en condición; mas antes de fijarme en mi centro, me incapacité nuevamente para la oración y apenas pude hacer nada. Repetí los actos de adoración y adherencia a mi Dios Uno y Trino, diciendo: "Ahora empiezo, Dios mío, a responder a vuestros designios relacionados con mi santificación, a mi vocación, a la soledad absoluta, que hasta el presente ignoraba fuese la verdadera e mi verdadero camino." Al decir esto, un desequilibrio com– ple'to transportaba mi alma lejos de Dios, y se concluyó la oración. En lugar de las aprensiones y operaciones divinas que otras veces acompañan y siguen inmediatamente al acto de adoración y adherencia a Dios, se me imponía un no sé qué doloroso y desesperante que me incapacitaba para todo lo bueno y me alejaba cada vez más de la dirección, me hacía rebelde, dura, fría, todo lo contrario que me siento cuando estoy en Dios; y en lugar de la soledad,