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CAr,TA CCVI, 7 ENERO 1921 237 parecida a ésta, por las consecuencias que se siguieron harto más penosas y desesperantes para mi pobre alma. Me han venido deseos de pedir un confe– sor extraordinario experimentado para hacer confesión general, pero aparte de que no conozco ninguno que me inspire fe ni confianza, me parece que no haría más que perder tiempo, pues sólo mi Dios y su Veirbo Encarnado pueden procurarme la tranquilidad y felicidad. Además, me veo muy alejada de la dirección y trabajada contra ella. Soy llevada con gran fuerza a la soledad absoluta y desamparo de todo apoyo visible, a la vida de soledad y aislamiento que viví los años 1893 y 1894, cuando no tenía otra dirección que la luz divina y la asistencia y protección de mi Madre y Reina divina. Así que no puedo ver en V. R. lo que veía, ni encontrar la vida que percibía. No sé si este estado continuará o será pasajero. De todos modos, me re·• signo enteramente en la santísima voluntad de mi Dios, cuyo cumplimiento prefiero a todas las <Jomunicaciones divinas, reposo místico y dones espiri– tuales, a todo, a todo. Bendiga a su humilde y reconocida hija, que besa sus pies y manos, Sor Angeles.