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208 CORRESPONDENCIA .DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO salir de Dios para buscarlas, ¡ oh, no!, jamás por jamás. lo volveré a hacer. Pido a mi Dios, pues tiene infinitos medios para conducir las almas a su fin, busque uno que responda mejor a sus designios relacionados con mi santi– ficación, pues ias obras, lejos de contribuir a mi santificación, labraron mi desventura. Harto desgracia es haber padecido tanto, tantísimo sin otro fruto que manchar mi alma con innumerables pecados graves y acumular leña para el purgatorio, más la .irreparable pérdida de tantos y tan preciosos tesoros de gracia. ¡ Lástima del tiempo que perdí, de la vida y energías que empleé y consumí inútilmente en el apostolado de las obras! Mi Dios querido me proporcione el medio de resarcirme de tantas penas sufridas y resarcir el detrimento causado u su gloria con una vida inútil y sobremanera pecadora, y hecho esto que me lleve a la eternidad, que prefiero a la vida temporal. Si viera la agitación de mi pobre alma y la lamentación que canta a su Dios en lugar del Salmo Eructavit cor meum (1), seguramente .se compade– cería de mí. Sí, Padre mío, se compadecería de mí, pues he sufrido horrores y no hay medio de cerrar las heridas de mi alma mientras no me vea en mi centro y vea en Dios el remedio de mis yerros, de mi largo y penoso extravío, y que si estuve comprendida en la Escritura que dice: Semper hi errant carde, ipsi vero non cognoverunt vias meas (2), supo mi Dios, pudo y quiso resarcir mis yerros. Así sea. 4.-Como comprenderá, Padre mío, mi alma no éstá en su centro. Los primeros días de Ejercicios parecíame que Nuestro Señor se mostraba a mi alma como abierto para que penetrara en su seno divino y allí me identificara con sus divinas operaciones y pie abismase más y más. Cumplióse y pasé unos días felices, pero volví a salir, y después de vaguear en torno a Dios por espacio de un día entero, me senté a sus pies y así continúo. No es esto una composición de lugar, sin.o que realmente me siento así y hoy peor que ayer. No sé si después de este desahogo conseguiré recogerme. Dios lo quiera. Las faltas que he cometido: alguna distracción en el Oficio Divino, dos faltas de mortificación en la vista y esta disipación del espíritu, aunque me parece que no es voluntaria, pues he procurado recogerme y no he podido, si bien no he utilizado el medio único quizá para conseguirlo, que es iden– tificarme con las operaciones ad intra de Dios Uno y Trino. La causa es que me ha parecido que debía disponerme para entrar en Dios, y, al fin, tendré (1) Salme XLIV, l. (2) Salmo XCIV, 10-11.
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