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CARTA CXCVI, 25 NOVIEMBRE 1920 195 3.-En cuanto al ala lesionada, o sea el principio de rebelión contra la obediencia debida a mi Dios visible y en ella a la divina voluntad, curóse por la misericordia del Verbo Encarnado, cuya soberana manifestación me dió aliento para resignarme enteramente en la santísima, adorabilísima y omni– potente voluntad de mi Dios, y, habiendo llenado esta condición requerida (la mañana del mismo día 14), fué servido mi Dios recibir mi pobre alma, que había rechazado. Advierto que dicho día, en la oración de la mañana, parecióme que Dios Uno y Trino no sólo se negaba a recibirme, sino que me cerraba la puerta del santuario de su divinidad y me dejaba fuera incomunicada, porque me faltaba la segunda ala, o sea la obediencia y resignación, y que mientras no aceptara su voluntad absoluta e incondicionalmente, no se franquearía a mi alma ni mucho menos me perdería en El. De aquí la inquietud y disipación que experimenté, pues ni los santos Serafines se dignaron compartir su vida y comunicaciones, 'ni me hicieron caso. Todos enfadados conmigo. 4,.-Respecto del recurso y adherencia a la santa Humanidad, se me olvida– ba decirle que todos los misterios de vida, méritos, sentimientos, etc., los hago míos con una mirada amorosa, agradecida y suplicante, y los tengo presentes sin discurrir en la luz que me asiste. Los actos de amor, ofrecimiento, etc., que practico, comprenden o se extienden a todas las criaturas del cielo y de la tierra, pues así como en Dios veo y amo la Encarnación, del propio modo en el Verbo Encarnado veo y amo y me siento unida a la creación que existe por El y para El, sin olvidarme ni de los condenados, cuya existencia y be– neficios que recibieron agradezco a mi Dios. El primer lugar ocupa la San– tísima Virgen; después, mi Padre del alma y los santos Angeles, a quienes me unen relaciones .de intimidad mayor-según creo-que a la propia vida natural. Entre los mortales excuso decirle que la santa Iglesia es la primera, aunque no puedo limitar a ésta mi amor y mi plegaria, sino que. necesaria– mente amo a todas las almas capaces de conocer a Dios. El purgatorio se me representa como parte integrante de la Iglesia militante, o un departamento destinado para purificar las almas que todavía le pertenecen y se preparan para la visión beatífica. 5.-Los días de mi retiro se deslizan con rapidez asombrosa .Estoy en mi centro, Padre mío; sí, en mi centro; ésta es mi vida, mi descanso, mi fe. licidad, mi aliento, mi todo. ¡Cuánto le debo, Padre mío amadísimo! Ver– daderamente que en Dios y con Dios V. R. es mi resurección y mi vida, pues
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