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l:00 CORI\ESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO vi como entonces, separado, sino que al imponérseme se adhirió y me pene– tró y se obró una como transfusión del Verbo en mi alma en el atributo de la divina sabiduría o ciencia experimental completa de la Divinidad. Impo– sible expresar lo que sentí. Su fin era despertar y rehabilitar mis potencias dormidas, inspirando el amor estimativo, como si quisiera reparar con una conmunicación superabundante la muerte que habían sufrido mis facultades, mi alma toda, durante la ausencia de mi Padre y devolverme los dones y cualidades divinas que había perdido, mis energías extinguidas, etc. Advierto que lo que más siente mi alma es esta muerte ele lo divino que poseía cuando me separaron de V. R., y es indecible la pena que me causa este conocimiento o evidencia y el ansia de repararla. Y o lloré mucho en esta comunicación, y a pesar de comunicárseme el Verbo con· más plenitud que podían sufrir mis flacas fuerzas, le requería para nuevas comunicaciones y sentía que me soltase de aquel abrazo o unión íntima. Mi alma parecía un mar transparente vestido o informado en los rayos divinos del sol de la Verdad y Sabiduría divinas, de las realidades divinas de la esencia vital de Dios, cuya personificación es el Verbo. No puedo explicarme mejor. Dicha imposición y comunicación las percibí a tra– vés de mi Padre, como el domingo la de la primera Persona, con la diferen– cia que Dios Padre pareció que se quedaba con V. R., limitando su comuni– cación a las soberanas efusiones de su ser y vida divinas, que me transmitía por medio de mi Padre; y el Verbo, sin abandonar a V .R., pareció traspa– sarse a mi alma por modo inexplicable. 9.-Como tres horas antes de esta comunicación, tuve una especie de vi– sión; y vi que uno de los santos Animales que rodean el trono de Dios sur– gía del seno de la divinidad, cuya presencia sentía en la celda. No pude apreciar cuál de los Animales fuese, porque representaba los cuatro, y me embistió en nombre de mi Dios Humanado y en la persona de V. R. de un modo difícil de explicar, pero lo entenderá con saber que el santo Animal se identificó con Jesús, y Jesús y mi Padre eran uno. Me embistió, pues, el santo Animal y olfateó mi alma por todos lados, como si quisiera reconocer en mí a su hija. Después de un examen, que pudiera llamarse externo (aun– que del alma), fijó su mirada con viveza y me penetró toda; y en la misma forma, olfateando, inspeccionó todos los senos de mi alma, mostrando dis– gusto de mis potencias dormidas, o de mis energías y cualidades divinas, que habían sido aniquiladas durante mi orfandad. Y terminado el examen hizo como un llamamiento a las once pasiones para elevarlas a Dios, y despare-

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