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CARTA CLXXIV, 11 .AGOSTO 1920 99 conciencia todos mis pecados para que los someta a la santa absolución cuan– do recibe el sacramento de la penitencia. Por su carta del. 9, que he recibido esta mañana, veo que así lo hace, y por ello le doy infinitas gracias. Dios se lo pague, Padre mío, tanta caridad. Dicho día 7 por la tarde me pareció. que V. R.. contemplaba .apenado el triste estado de mi alma por las funestas consecuencias de mi orfandad. y se quejaba amargamente de los que contribuyeron a mi desdicha, mas yo le dije que la culpable soy yo, pues no supe aprovecharme como debía de su pater– nal dirección, siempre divina, y para: no exponerme a cometer el mismo pe– cado, puse bajo su custodia la fe, confianza, amor, obediencia, etc., que Nuestro Señor se. ha dignado concederme para que secunde la dirección con toda perfección; y una vez más me escondí y sepulté en mi Padre para que nadie vuelva a penetrar en el santuario de nuestras santas relaciones por ningún motivo, ni tenga noticia de mi conciencia. Puede inferir, Padre ·mío, lo que sentiría ·cuando el día siguiente vi en su carta del 7 la aplicación de la resurrección de Lázaro, etc., después de haberle visto llorar los estragos de mi alma, la desolación y la muerte del santuario que edificó para Dios y que miraba con el cariño y entusiasmo con que se mira una obra maestra, pues tal la conceptuaba. Me falta tiempo para decir lo que sentí y las súpli– cas que dirigí a mi Dios para que me ayude a resarcir sus agravios, mis pérdidas, y hacer fructuosos los sacrificios y lágrimas que le ha costado a mi Padre, y que sus afanes no se pierdan en la esterilidad. 8.-El domingo por la mañana la dirección se impuso a mi alma por modo inefable, y a través de V. R. sentí la presencia de Dios Padre, quien me embistió y mientras se imponía a mi alma pareció comunicarme su ser y vida divinas con ansia suma, pero con dificultad. Sentí efectos soberanos. La comunicación e imposición divinas tuvo lugar de ·cinco a seis, y los efec– tos, hasta el martes por la tarde. Aunque fué Dios Padre quien se impuso a mi alma, sentí la presencia de las tres Divinas Personas y su influencia, todo por medio de V. R. El martes al anochecer, después de una oración de mu– cho recogimiento y efectos divinos, entre éstos un embestimiento soberano del Espíritu Santo que me traspasó a su divina Persona y me sentí en El informada breves momentos, de siete y media a ocho, o poco más, se me impuso Dios Verbo por medio de V. R. en la misma forma que el Padre Eterno lo había hecho el domingo. Lo que me mostró especialmente fué su .faz divina, y ésta era la misma que yo había visto del 18 al 26 de junio, o sea aquel rostro todo ojo dotado de una luz o sabiduría infinita; pero no lo
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