BCCCAP00000000000000000000894
592 LUIS DÍEZ MERINO distintas. Pero no solamente eso, sino que A.K. Emmerick tuvo una perspectiva de la historia general del mundo; así contempló episodios de la vida de sus contempo– ráneos, los estados de la tierra, los individuos que en ella vivieron, también tiene en cuenta a los enfermos y a los grandes pecadores: "con frecuencia yo me encuentro en el lugar mismo donde acaecen los hechos y yo veo cómo se realizan delante de mí"l2. El postulador de la causa de beatificación, Andrea Ambrosi, en "Radio Vati- cana" sintetizó la vida de A.K. Emmerick: La vida claustral fue bastante dura porque las otras canónigas no dejaban de subrayar su baja condición social y por su salud, que comenzó a declinar rápidamente. Desde pequeña padecía cierto raquitismo que, entre las paredes del convento se acentuó tanto que durante años permaneció en cama. A partir del final de 1812, desde el mo– mento en que en ella ya se manifestaban los dones sobrenaturales, se añadió aquel fenómeno constituido por la aparición de los estigmas. Al principio hizo de todo para ocultarlos, pero después el caso fue conocido y toda la gente quería verla, pero no sólo por el hecho externo de los estigmas, sino también por su gran bondad y por un don que tenía, que era el de penetrar las almas que más sufrían, las más laceradas, lleván– doles la paz. Vivía en perfecta sintonía con el misterio de la Vida, Pasión y Muerte de Jesús. Sus estigmas son el testimonio clarísimo de su unión existencial con Jesús. Su disponibilidad al sufrimiento no tenía otro fundamento que su amor hacia el Cruci– fijo y su preocupación por el prójimo... Después de su muerte, estaba tan viva su fama de santidad que entre toda la población y también entre el clero se dio un vivo deseo de promover su causa de beatificación. Pero también surgieron dificultades por los difíciles momentos históricos y religiosos que atravesaba entonces Alemania y por la falta de claridad de los escritos de Sor Ana Catalina, textos incluso en el límite de un catolicismo poco "ortodoxo", motivo por el cual el entonces Santo Oficio intervino varias veces para bloquear la causa y pedir nuevos pareceres de teólogos. En cuanto se aclaró qué añadidos en los escritos eran del escritor Brentano, la causa emprendió un camino más veloz 13 • Juan Pablo II, el día 3 de octubre de 2004, durante la beatificación de Ana Catalina Emmerick, declaró: La beata Ana Catalina Emmerick mostró y experimentó en su propia piel la amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. El hecho de que, de hija de pobres campesinos que insistentemente buscaba la cercanía de Dios, se convirtiera en la famosa "mística 12 Introducción, en La vida de Nuestro Señor, . 13 Radio Vaticana, 3 octubre 2004.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz