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590 LUIS DÍEZ MERINO testimonio excepcional religioso y moral a favor de A.K. Emmerick la cual por entonces ya había muerto ( t 1824). Durante los días 10-19 de junio de 1813 se efectuó un examen cuidadoso, sobre todo para comprobar la naturaleza de la sangre de sus estigmas y su ayuno perpetuo; en efecto, desde que comenzó el fenómeno de los estigmas, le desapa– reció el apetito a A.K. Emmerick, no se alimentaba más que de la comunión, y tal falta de apetito no se podía atribuir a ninguna enfermedad. Durante los diez días de la prueba solamente había consumido agua. Otra investigación fue llevada a cabo por el gobierno prusiano (5-29 agosto 1819), pero tampoco adujo pruebas para afirmarse en los ellos llamaban superchería. Christian Brentano descubrió la gran sensibilidad de A.K. Emmerick para detectar lo sagrado, especialmente en sus éxtasis, donde autentificaba las reliquias, reconocía las hostias consagradas, obedecía a las órdenes de la autoridad ecle– siástica; también se apercibió Brentano que la estigmatizada aceptaba voluntaria– mente sobre sí enfermedades y sufrimientos de otros. Murió, en medio de atroces tormentos, el día 9 de febrero del año 1824, en olor de santidad. En 1892 se abrió el proceso de beatificación, proceso que se reabrió en 1973. En 1975 los restos de A.K. Emmerick fueron trasladados a la cripta de la cercana iglesia de Santa Cruz, procedentes del cementerio de la ciudad deDülmen. El proceso de beatificación comenzó en 1892, pero por problemas que surgie– ron en las interpretaciones de lo histórico y lo teológico, fue interrumpido en 1928; se reabrió en 1973, y en el año 2001 se declaró la heroicidad de sus virtudes. El proceso se cerró definitivamente en el año 2004. Fue beatificada por Juan Pablo II el día 3 de octubre del año 2004; su fiesta fue fijada para el día 9 de febre– ro, fecha que coincide con la de su muerte (9 febrero 1824). El Card. José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, al leer el decreto del reconocimiento del milagro, ante Juan Pablo II dijo de A.K. Emmerick: Llevó consigo los estigmas de la Pasión del Señor y recibió carismas extraordinarios que empleó para consuelo de numerosos visitantes. Desde el lecho desarrolló un gran y fructífero apostolado. La vida de A.K. Emmerick está caracterizada por una pro– funda unión con Cristo y una "ardiente" devoción a la Virgen María. Servir a la obra

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