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LA MADRE DEJESUS SEGÚN A.K. EMMERICK 599 era una mujer de la edad de María Santísima y que estaba en relaciones con la Sagrada Familia desde mucho tiempo antes; pues cuando el Niño Jesús se quedó en el Templo después de la Fiesta, ella le dio de comer. Los dos Apóstoles tomaron allí, entre otras cosas, el Cáliz de que se sirvió el Señor para la institución de la Sagrada Eucaristía 30 • 9.1. Preparativos de la Pascua Aun cuando los evangelios canónicos nada nos dicen de María en la última Pascua de su Hijo, sin embargo Emmerick: nos dice que Jesús se habían quedado en Betania, e hizo una despedida tierna de las Santas mujeres, de Lázaro y de su madre: Yo vi al Señor hablar solo con su madre; le dijo, entre otras cosas, que había enviado a Pedro, el Apóstol de la fe, y a Juan, el Apóstol del amor, para preparar la Pascua en Jerusalén... Habló también del proyecto de Judas, y la Virgen Santísima rogó por él... Cuando el Señor anunció a la Virgen lo que iba a suceder ella le pidió de la manera más tierna que la dejase morir con él: Pero él le recomendó que tuviera más resi– gnación que las otras mujeres; le dijo también que resucitaría, y el sitio donde se le aparecería; ella no lloró mucho, pero estaba sumamente triste, en un recogimiento que tenía algo de espantoso. El Señor le dio las gracias como un hijo piadoso del amor que le tenía y la estrechó contra su corazón. Le dijo también que haría espiritual– mente la cena con ella y le designó la hora en que la recibiría. Se despidió otra vez de todos y dio diversas instrucciones 31 • 9.2. Ultima Pascua Jesús y los suyos comieron el Cordero Pascual en el Cenáculo, divididos en tres grupos: 1) Jesús comió con los doce Apóstoles en la sala del Cenáculo; 2) Na– tanael comió con otros doce discípulos en una de las salas; 3) otros doce tenían a su cabeza a Eliaquim, hijo de Cleofás y de María. Se mataron tres corderos en el Templo. Trajeron un cordero pequeñito, adornado con una corona que fue enviada a la Virgen Santísima, al sitio donde estaba con las Santas Mujeres 32 • La Virgen Santísima, también en la mesa de las mujeres, estaba llena de serenidad. Cuando las otras mujeres venían a ella y la tiraban del velo para hablarla, había en sus movimientos una sencillez muy tierna 33 • 30 P. Pablo, La amarga Pasión de Nuestro SeñorJesucristo, l S. 31 P. Pablo, La amarga Pasión, 18s. 32 P. Pablo, La amarga Pasión, 20.

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