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MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA "MAGNIFICAT", EL CÁNTICO DE MARÍA, LA VIRGEN MADRE DE DIOS, EN SAN LORENZO DE BRINDIS El Magníficat es el canto por excelencia de la Virgen. Su contexto más inme– diato se encuentra en los sentimientos que tuvo la Virgen a la hora de la con– cepción virginal de Jesús con motivo del diálogo con su prima Isabel. María habría puesto también en este canto su meditación sapiencial y pascual como fruto de la escucha y la meditación que hizo de los acontecimientos extraordinarios que le tocó vivir (Le 2, 19). Toda la experiencia de Dios, y su salvación, encuentra en María la resonancia de un diálogo existencial. Toda su persona confluye en este impulso de acercamiento, íntimo y comunicativo, con Aquél que se ha hecho pre– sencia personal en el centro, en el fondo y en la totalidad de su persona. No vamos a presentar aquí un resumen de las distintas interpretaciones teoló– gicas, bíblicas, feministas, etc., que se han hecho de este canto admirable de la Virgen. Únicamente queremos hacer una lectura de los sermones de san Lorenzo de Brindis sobre el Magníficat para presentar el esquema doctrinal que sostiene el comentario que hace el santo. Lo primero que hay que tener en cuenta es que sus sermones, diez en total, no son un comentario de todo el Magníficat, sino sólo de los cinco primeros versícu– los del cántico de la Virgen, repartiéndose casi de un modo equilibrado y propor– cional los cinco primeros sermones sobre los versículos 46-47, dedicando tres de ellos al versículo 46, y los cinco sermones siguientes sobre los versículos 48-50, comentando tres de ellos el versículo 48. Esta distribución tiene relación con la misma estructura del cántico de la Vir– gen. Los versículos 46-47 son como un exordio, la parte laudativa del Magníficat e indican las razones por las que María da gracias a Dios, ya que ha puesto sus ojos

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