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118 JOSÉ LUIS ILLANES En suma, en frase de san Buenaventura, "Deus cognoscit aliud a se per se ipsum" 13 • Santo Tomás de Aquino expone el mismo pensamiento, con más amplitud y en contraposición directa con los filósofos árabes arriba citados. Esos filósofos non ponebant Deum operari inmediate in rebus omnibus, sed ab ipso esse primas res, quibus mediantibus ab eo aliae producuntur; et ideo non poterant invenire qualiter cognosceret res quae sunt hic, nisi in primis causis universalibus (...). Sed quia nos [y aquél el "nos" remite a los cristianos] ponimus Deum inmediate operantem in rebus omnibus, et ab ipso esse non solum principia formalia, sed etiam materiam rei; ideo per essentiam suam, sicut per causam, totum quod est in re cognoscit, et formalia et materialia 14 • Dios conoce, en suma, la totalidad de los seres conociéndose a Sí mismo en cuanto causa de todos y cada uno de ellos. Y los conoce en plenitud, desde la raíz en virtud de la cual son lo que son, y por tanto -evoquemos palabras augusti– nianas- más íntimanente de lo que ellos mismos pueden, en el caso de los seres espirituales, llegar a conocerse. Pero para completar el itinerario de la reflexión medieval sobre el conocer divino es necesario dar un paso más. Porque al decir que Dios, conociéndose a Sí mismo, conoce a los seres -o, en otros términos, que la ciencia divina es causa de los seres- es necesario excluir una hipótesis que podría acudir a la mente: la de un fluir necesario de los seres a partir del autoconocerse divino, lo que, obviamente, nos situaría en el panteísmo. La realidad es, sin embargo, que el universo no es fruto de la necesidad, sino de la liberalidad divina. No surge como fruto de una necesidad que se impondría a Dios mismo, sino como consecuencia de la libre decisión de crear, y de crear precisamente el universo en el que nos encontramos. Dicho con otras palabras, la ciencia de Dios es causa de las cosas, pero no separada de su libertad y de su querer: "scientia Dei est causa rerum, secundum quod habet voluntatem coniunctam" 15 • San Buenaventura se plantea el problema tratando no de la ciencia divina en general, como lo hace el Aquinate, sino, de acuerdo con el esquema de las Senten- 13 Buenaventura, In I Sent., d. 39, are. 1, q. 1 (ed. Quaracchi, I, 686). 14 Tomás de Aquino, In I Sent., d. 36, q. 1, art. 1 (ed. Parmensis, VI, 288-290); análoga argumentación, aunque expresada más sintéticamente, en Summa theologiae, I, q. 14, art. 11 (ed. Leonina, IV, 183-184). 15 Tomás de Aquino, Summa theologiae, I, q. 14, art. 8 (ed. Leonina, IV, 180); más amplia– mente en In I Sent., d. 45, q. 1, art. 3 (ed. Parmensis, VI, 360-361).

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