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102 SATURNINO RUIZ DE LOIZAGA Poco después Bernardo afirma que no sería necesario asesinar a los paganos si en cambio se encontrase otro modo para recuperarlos. Es cierto que no se debería exterminar a los paganos si hubiera algún otro medio de estorbar los malos tratamientos y las opresiones violentas que ejercen contra los cristianos 98 . En realidad, Bernardo no quiere exterminar a los musulmanes en cuanto mu– sulmanes, su opinión hay que encuadrarla en el sentido que los sarracenos han ro– bado la Tierra Santa, la tierra de Jesús. Si bien la expresión de Bernardo es un tanto infeliz, no sería justo juzgar a san Bernardo partiendo únicamente de esta frase, pero ciertamente habría sido mejor si hubiese habido también con los musulmanes el mismo tratamiento que tiene con los judíos. La reflexión de los canonistas es semejante a la de Bernardo: al musulmán no se le combate en cuanto cal, sino como persona y ladrón de la tierra; no sería lícito combatirlos si aceptaran vivir en paz con los cristianos 99 • Esta idea para nosotros hoy un tanto peregrina, se basaba en la Sagrada Escri– tura (cf. Romanos 10, 18) "la palabra de ellos -la de los Apóstoles- ha cundido por todo el mundo". Los paganos son, por tanto, los renegados y sus tierras perte– necen a la cristiandad. Si esta posici6n no era compartida, existía en cambio un acuerdo entre los canonistas sobre la recuperación de la Tierra Santa; junto con el papa Urbano II intentan encontrar justificaciones bíblicas en este sentido. Incluso el papa Urbano en su llamada a la guerra santa habría citado el salmo 78: "O Dios en tu heredad han entrado las naciones... han profanado tu santo templo" 100 • Así pensaban nuestro antepasados: papas, cronistas, canonistas, clérigos de todas las Órdenes; todos pensaban o estaban convencidos en defender el honor de Dios con una guerra justa. 98 Ibidem, 858. 99 Cf. P. Herde, Christians and Saracens at the time ofthe Crusades. Some comments of cotemporary medieval canonists, en Studia Gratiana 12 (1967) 359-376. 10 ° Foucher de Chartes, Histoire des Croisades, LVII (éd. J.L. Guizoc - J. Brierc), París 1825, 241-242. El original latino: Fulcherius Carnotensis, Historia Hierosolymitana. Gesta Francorum Hierusalem peregrinantium, III, XXXVII, Recuil des Historiens des Croisades, Histo– riens Occidentaux, París 1866, vol. III, 468. Antes del concilio Lateranense IV existían oraciones para la liberación de los Santos Lugares y después de 1215 este uso tomó nuevo vigor, con oracio– nes para la liberación de Tierra Santa que venían recitadas en la misa después del gesto por la paz.

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