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LOS FRANCISCANOS YEL ISLAM 97 bilis, qui hoc neget, licet ille maledictus Averroes in fictione sua 3° De Anima, quae tamen non est intelligibilis, nec sibi, nec alii, ponat intellectum esse quamdam sub– stantiam separatam, mediantibus phantasmatibus nobis coniungibilem; quam co– niunctionem nec ipse, nec aliquis sequax eius adhuc potuit explicare, nec per illam coniunctionem salvare hominem intelligere. Nam secundum ipsum horno formaliter non esset nisi quoddam animal irrationale excellens, per quamdam tamen animam irrationalem et sensitivam excellentiorem aliis animabus 87 • 7. Raimundo Lulio, tor. (1235-1315) Raimundo Lulio, hombre inquieto y apasionado llevó una vida rota y munda– na hasta los 30 años en que, inopinadamente, experimentó una profunda crisis re– ligiosa, de la que salió convertido y trasformado. En adelante no tuvo otra obsesión que la de convertir a los infieles. Para ello aprendió la lengua árabe que le capaci– taría para escribir el árabe y gustar las bellezas literarias del Corán. En su obra Libro de la contemplación esboza todo un programa para la conver– sión del mundo entero por medio de misioneros que previamente hayan aprendi– do las lenguas de los infieles 88 • El publicista mallorquín parece olvidar que, desde su fundación, franciscanos y dominicos venían desarrollando vanamente en Tierra Santa esa misma cruzada pacífica que él echa de menos. En Blanquerna critica al papa y a todos los príncipes cristianos, porque en la conquista de Tierra Santa quieren seguir el método de Mahoma, que adquirió aquellas tierras a fuerza de armas, en lugar del modo usado por Jesucristo y los Apóstoles, los cuales con la predicación y el martirio convirtieron a todo el mundo. A su parecer, era preciso comenzar por establecer cátedras de lenguas orientales en las Universidades y en los conventos, donde profesores especiales formarían a los futuros misioneros en la dialéctica y en la exposición de la fe cristiana en la lengua de los pueblos a que eran destinados. Los fieles se convertirían a porfía si se les probara que la religión de Cristo es la verdadera. Él mismo había fundado, hacia 1275, el colegio de Mira– mar, donde vivían trece frailes ocupados en el estudio de árabe y de las ciencias ne– cesarias para enfrentarse con la cultura islámica. En la mente de Lulio, esta era una de las claves necesarias que debían multiplicarse por todo el mundo occidental 8 9 • 87 Ioannes Duns Scotus, In IVSent., d. 43, q. 2, (ed. Vives, XX, 36-37). 88 Cap. 112, en Obres de Ramon Llull, edició original, Palma de Mallorca 1905s., IV, 58- 59; cap. 346, en ibidem, VII, 366-380. 89 Blanquerna, cap. 80, n. 1-13, (BAC, 31 ), 403-411.
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