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90 SATURNINO RUIZ DE LOIZAGA en breve; y digo esto porque sufrió grave quiebra el año de 1300 de la era cristiana, como que de sus correligionarios muchos murieron, y muchísimos se fugaron; y aún corre entre ellos la profecía de que su secta tendrá fin 6°. Leyendo atentamente el "Prólogo" de su obra más importante la Ordinatio constatamos cómo Escoto vivió intensamente el devenir, el desarrollo de las cruzadas. En el arco de su breve vida le tocó asistir a la última cruzada que terminó en medio desastre y sin resultados positivos. En los pontificados de Gregorio X (1271-1276) y de Nicolás IV (1288-1292), se habló mucho del rescate de la Tierra Santa, se re– dactaron numerosos proyectos y se cobraron ingentes cantidades de dinero, pero la misión de las armas temporales habían terminado en Palestina desde el momen– to de que Europa contempló impasible la ruina total de los últimos girones del reino de Jerusalén. En el año 1291 caía la ciudad de Acre y con ella la esperanza de la presencia latina en Tierra Santa. La crisis de la cruzada correspondía asimismo a una crisis de la misión: imposible penetrar en aquellas tierras de los musulmanes, im– posible aún hoy, y también precisamente por esto, penetrar en sus almas. En agosto sucesivo caían las últimas ciudades que permanecían en manos de los cruzados. Todo esto creó si duda un impacto fuerte en el ánimo, en el espíritu del joven profesor de la Sorbona. Así nos recuerda en el "Prologo" de la Ordinatio donde, al presentarnos un estupendo pograma apologético, alude casualmente a una victoria de los móngoles contra los musulmanes que tuvo lugar por el año 1300. Segura– mente se trata de la batalla de Medjamae el Moroudji, cerca de Hims 61 , donde la armada egipcia del Sultan Melik ben Nassis fue derrotada por las fuerzas unidas de los mongoles y los cristianos de Armenia y de Georgia 62 • Aludiendo a esta contien– da Duns Escoto nos relata cómo la secta de Mahoma ha sido fuertemente dismi– nuida, hasta tanto que los historiadores refieren que el Sultán perdió en esa batalla de Hims cerca de 100.000 hombres. De este choque el doctor Sutil nos sigue in– formando en prima persona diciéndonos que incluso "muchos murieron y otros huyeron", y la historia nos relata que la armada egipcia se dispersó en una retirada desordenada. 60 Ioannes Duns Seotus, Ord., prol., pars 2, q. única, n. 112, ( ed. Scot., I, 77). De esta profecía nos habla también Rogerio Bacón, Opus Maius, pars VII, ed. J.H. Bridges, II, Oxford 1897, 389; cf. Jbidem, pars IV, I, 266. Cf., también Guillermo Vorrillon, Collectarium ( fol. 2r.). 61 Hims o Homs, ciudad de la Siria. 62 Cf. R. Rohrichc, Études sur les derniers temps du royaume de jérusalem, B. Les batailles de Hims (1281 et 1299), en Archives de !'Oriente latin 1 (1881) 633-652.

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