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LOS FRANCISCANOS Y EL ISLAM 87 Sólo la potencia del gladius spiritualis, el uso, es decir de un nuevo método apologético, de los conocimientos científicos y de una predicación "moral" hubie– ra podido descubrir la verdad y hacerla amar "venciendo" así, a través de la persua– sión, la obstinación de los infieles. Todas las ciencias pueden concurrir tal objetivo y adquieren valor y legitimación. Por esto es conveniente estudiar la geografía, la óptica, la astrología, la matemática, la retorica, la gramática, por esto, es necesario dedicarse al estudio de las lenguas, de la teología, de la filosofía, por esto, es necesa– rio recuperar el patrimonio cultural del pasado tan rico de la revelación del saber, hecho en primer lugar por el pueblo hebraico, después por algunos sabios del mun– do griego, y ahora mantenido por algunos sabios sarracenos, custodios también ellos, por tanto, de una chispa de la Sabiduría divina 51 • El desastre de muchas mi– siones entre paganos, infieles y sarracenos podía ser reconducido, según Bacón, pues se debieron, en primer lugar y precisamente por no haber conocido los luga– res de las diversas naciones, de sus lenguas, de sus creencias, de los argumentos aptos para refutarles 52 ; en segundo lugar a la falta de un método eficaz para la "per– suasión a la Verdad" 53 • A este fin, la misma cura puesta en la formación de los teó– logos y de los maestros de la Sagrada Escritura iba puesta en la formación de los misioneros, con la creación de escuelas adecuadas para el conocimiento de las len– guas orientales tan útiles para la "revisión de la Sagrada Escritura y para la conver– sión de los infieles" 54 , para la adquisición de las artes literarias, como asimismo para el estudio profundo de los grandes moralistas, oradores y clásicos de la antigüedad. Al método dialéctico y a las estériles disputas teológicas era necesario ahora susti– tuir el método de la persuasión, capaz de hablar al corazón y de suscitar devoción 55 • 51 Roger Bacon, Moralis philosophia, pars IV, ed. E. Massa, 195. 52 Roger Bacon, Opus Maius, pars IV, ed. J.S. Brewer, I, 301-302. 53 Roger Bacon, Mora/is philosophia, ed. E. Massa, 196. 54 Ruggero Bacone, Lettera a Clemente IV, testo latino e traduzione italiana con introdu– zione e note, a cura di E. Bettoni (Presenza di s. Francesco, 4), Milano 1964, 190. Bacón, en de– finitiva, sostenía que la "muchedumbre de los sarracenos", por una serie de motivos, incluso históricos, fuera culturalmente y teológicamente no preparada apara acoger las verdades revela– das en el Cristianismo, pero creía, sin embargo, en la posibilidad de convertirlos sólo si hombres preparados les hubieran oportunamente instruido. De ahí la importancia de la formación de los misioneros y la fundación de colegios para el estudio de las lenguas orientales, cf. A. Ajello, La croce ela spada. Iftancescani el'Islam nelDuecento, Napoli 1999, 71. 55 A. Ajello,La Croce ela Spada. I Francescani el1slam nel duecento, Napoli 1999, 71.
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