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CONVERSACIÓN 29 según los programas entonces oficiales para el bachillerato y para la formación profesional. A mí me tocó la mayor parte. Entre los mismos hermanos surgió la idea de una revista bíblica de formación -un intermedio entre lo altamente cien– tífico y lo más bien popularmente piadoso-. Personalmente me propuse tratar de exponer los temas religiosos desde la perspectiva bíblica del Catecismo. Con el lema "Biblia y Catecismo" he venido escribiendo prácticamente cada dos meses un artículo, desde el primer número de 1959 hasta hoy, salvo una interrupción entre los años 70-80. Me esfuerzo por indicar, como hoy se dice, el "compromiso exis– tencial" de las verdades en que creemos. J.Á.E.: P. Bernardino, repasando su vida, observo que entre los muchos cargos y responsabilidades que tuvo en su provincia de Castilla (España) también fue párroco en Gijón, además de superior del convento, y profesor de religión. ¿De qué modo ha influido la dimensión pastoral de su sacerdocio en su itinerario teológico.franciscano? P. Bernardino: Confieso que todavía recuerdo con nostalgia esos nueve años en Gijón. Creo haber experimentado que la teología no es inútil para el contacto pastoral inmediato con las gentes y que esa familiaridad apostólica le sirve a la teo– logía para descubrir su lado práctico, enriquecedor del pastor y del rebaño. Mis repetidas vueltas a España han sido casi siempre como vueltas a Gijón. J.Á.E.: Por último, P. Bernardino, usted ha pasado los últimos años, ya varios lustros, como profesor del Instituto Franciscano de Espiritualidad y también como miembro del Instituto Histórico de la Orden, ¿qué opinión le merecen estas dos insti– tuciones? ¿podríamos decir que han sido para usted los lugares ideales que le han permitido desarrollary profundizar en su teología.franciscana? P. Bernardino: Cuando pensé que mi vida había cambiado de direcci6n, me encontré casi por sorpresa como director del postnoviciado en Salamanca para saltar a Roma en 1985 como profesor del Instituto de Espiritualidad en el "Anto– nianum". Mi vida, casi siempre plural, se combinó con un año de secretario para la lengua española en la Curia general y una tarea muy activa de "vicepostulador" para la causa de los Mártires Capuchinos de la Provincia de Castilla, al mismo tiempo que pasaba en 1990 a formar parte del Instituto Histórico. Cierto que mi tarea como profesor -siempre de cursos opcionales de temas de teología fran-