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22 BERNARDINO DE ARMELLADA - JOSÉ ÁNGEL ECHEVERRÍA decir, De Lubac, J A/faro? ¿Podríamos hablar de afinidad con la teología de uno u otro? P. Bernardino: De Lubac no fue nunca profesor en la Gregoriana y su re– nombre ha tenido una proyección universal en el proceso renovador de la teología (nouvelle théologie). Alfaro fue un gran profesor de la Gregoriana y sus obras originales -esta es mi impresión- no han alcanzado especial difusión fuera del ambiente de las facultades de teología. Su pensamiento sobre el tema del sobre– natural, posterior a su tesis, reproduce puntos importantes de la tesis de De Lubac sobre la afinidad del fin sobrenatural con la naturaleza humana; pero se cuida de no suscribir la tesis de De Lubac en su negación de una hipotética natura pura. J.Á.E.: Para seguir con la actualidad, P. Bernardino, usted se ha ocupado tam– bién en los últimos años de la antropología teológica franciscana, participando así en los manuales de teología y filosofía franciscana publicados por la B.A. C. (Biblioteca de Autores Cristianos - Madrid). Uno de los lugares teológicos de la teología actual es la persona humana (seguro que lo ha sido siempre). ¿Qué puede aportar la antro– pología teológicafranciscana a los gozos y angustias de las personas de nuestro tiempo? P. Bernardino: En mi estudio sobre la antropología teológica franciscana, a la luz siempre actual de la reflexión cristiana orientadora de nuestro presente y nuestro futuro, pretendo refrescar la memoria de un estilo de ver la situación existencial del hombre, como la vieron los principales Maestros Franciscanos, los cuales dieron al saber teológico el aire espiritual de san Francisco de Asís, el hombre radicalmente evangélico, traspasado en alma y cuerpo por la gracia divina. Amó la vida en fraternidad cristiana universal y fue capaz de llamar hermana a la muerte. Escoto puede ser paradigma y guía en la insatisfecha actitud crítica de una teología que no quiere seguir encerrada en los esquemas de una filosofía en que los procesos necesarios de la naturaleza siempre han amenazado con anular en su lógica inflexible la existencia libre de la persona y la comunicación aun más libre de un Dios inabarcable, pero que en su libertad suprema ha decidido llegar al hombre y unirse a él en una intimidad maravillosa, esencialmente inasequible desde las criaturas. En mi estudio sobre el "pecado de los ángeles según Escoto", hago ver la caída de los ángeles, no por ignorancia o debilidad, sino por una evolución espiritual
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