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CONVERSACIÓN CON EL P. BERNARDINO DE ARMELLADA, TEÓLOGO CAPUCHINO POR]OSÉ ÁNGEL ECHEVERRÍA La celebración del ochenta cumpleaños del P. Bernardino de Armellada, así como la publicación de un volumen de estudios, de amigos y profesores, en su ho– nor, es ocasión más que propicia para esbozar un breve perfil de su biografía al que se añade una sencilla entrevista en la que el P. Bernardino desgrana las distintas etapas de su itinerario intelectual como teólogo enraizado en el surco de la mejor y más alta y clásica teología franciscana, que tiene como insignes maestros a san Buenaventura (doctor seraphicus) y al beato Duns Scotus (doctor subtilis). P. Bernardino nació el 1 de febrero de 1930 en la pequeña localidad de Arme– llada, sita en la provincia de León. Al día siguiente, fiesta luminosa de la Cande– laria, recibió las aguas del bautismo, sacramento en el que sus padres y padrinos le pusieron el nombre de Agustín, que posteriormente en el noviciado, siguiendo la costumbre de la Orden capuchina, cambiaría por el de Bernardino de Armellada, apelativo con el que todos le conocemos desde entonces. Sus padres fueron Luis García y Telesfora Pérez, agricultores propietarios que fundaron un hogar de acen– drados valores humanos y cristianos en el que Agustín ocupó el cuarto lugar entre sus hermanos. Poco tiempo después su madre murió y su padre casó en segundas nupcias con Bernardina Álvarez, que fue para Agustín una verdadera madre, y dio al hogar otros cuatro hermanos; pero durante varios años Agustín fue el pequeño de la casa. A la edad de seis años el niño Agustín comenzó a frecuentar la escuela del pueblo que dirigía el maestro D. Marcos Antón Caminero, quien pronto descu– brió sus inmensas posibilidades intelectuales. Corría el año 1936, año de tristes evocaciones pues seña el inicio de la guerra civil, en el que Agustín, junto con los otros niños, ajenos a la guerra, porque además León no fue escenario bélico, apren-

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