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118 BERNARDINO DE ARMEllADA no, y sometiendo, lo que quizás es más grave, la libertad divina a las supuestas leyes eternas de una demasido presuntuosa "razón" 39 • La devotio moderna, como se sabe, nace en los Países Bajos por obra princi– palmente de Gerardo Groote (1340-1384) y de su discípulo Fiorenzo Ra– dewijns. Este movimiento espiritual se institucionaliza después en la asociación de los Hermanos de la Vida Común y en la Congregación agustiniana de Canó– nigos Regulares de Windesheim. Es en este ambiente donde aparece el famoso libro "De la imitación de Cristo" de Tomás de Kempis (1379-1471), que tendrá un influjo tan relevante y extenso en la vida cristiana de los siglos posteriores. Lo que ahora interesa subrayar, por su importancia para el intento de nuestra reflexión sobre Ockham, es cómo la "devotio moderna" presenta ras– gos que acusan una dependencia del franciscanismo y que en esta dependencia no se halla ausente el nuevo espíritu del Ockhamismo. Sobre el tema se dice también en la historia de la Iglesia de Fliche-Martin: "Si bien (los promotores de la devotio moderna) conceden a los victorinos, a S. Buenaventura y al mismo Doctor Angélico un puesto esencial en su doctrina discretamente ecléctica, sabrán mantener vivas algunas de las aportaciones menos discutibles de la « revolución ockhamística »" 40 • Por una parte, se encuentra en ellos un cristocentrismo muy acentuado, a lo que se une la preponderancia de la actitud operativa sobre la especulativa. Por otra parte, el mismo calificativo de "moderna" indica una intención clara de reaccionar contra la devoción antigua, que no es otra que la inmediatamente precedente, de carácter más especulativo. Y nos hallamos así en el mismo con– texto en que los llamados "nominalistas" u ockhamistas se decían modernos en oposición a los antiguos, esto es, a los inmediatamente precedentes, llamados "realistas". Por ejemplo, contrariamente a la espiritualidad alemana de Eckhard y discípulos, en la que se echa de menos la devoción tierna a la humanidad de Cristo, mientras, como ya se ha indicado anteriormente, se pierde en elevadas especulaciones para precisar teóricamente en qué consiste y cómo se verifica la unión con la divinidad, la "devotio moderna" prefiere vivir la experiencia de lo divino en el alma sin perderse en abstracciones curiosas. Se puede decir que, como la ciencia moderna, la "devotio moderna" es antiespeculativa, desprecia– dora de las teorías abstractas. Es paradigmática la actitud con que inicia sus 39 Forest-Steenberghen-Ganclillac, Il movimento dattrina!e, 644-46. 40 Ibid., 656.

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