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114 BERNARDINO DE ARMELLADA franciscano, según el cual, ante Dios, todas las criaturas son finitas y contin– gentes, y todas igualmente dignas..." 31 . Las famosas cuestiones de la posibilidad de que Dios supla la función del objeto en el conocimiento intuitivo, o la apa– rentemente escandalosa suposición de que Dios pueda ordenar a una criatura libre un acto de "odio contra Dios mismo", Todisco las ve como expresión límite en un determinado contexto. En el primero de los casos Ockham sola– mente querría mostrar que la mediación de las causas segundas, más que una necesidad absoluta, es la "expresión de la liberalidad divina. Una versión total– mente inédita de la centralidad franciscana de la bondad", vuelve a notar Todis– co32, quien, en la imagen de Dios conseroans conseroatum, ve de nuevo "una tonali– dad propiamente franciscana", en cuanto sosteniendo la fragilidad originaria de la criatura, que es "buena porque querida". Una bondad que es "fruto del amor divino". Está también la reflexión ockhamiana sobre la "nominabilidad" de Dios, según la cual es posible nombrarlo de modo distinto (inconfundible), sin que ello signifique que se le conoce con precisión, que es lo que la comunidad quiere que signifique. También se hallaría en esta idea una connotación francis– cana, al dar el primado, más que al saber, al amor, alma secreta del saber3 3. Sería una reducción artificial y antihistórica concentrar en Ockham el pen– samiento franciscano y menos todavía la espiritualidad vivida y reflexionada en el siglo XN. El carácter ockhamiano en el signo de una época y de una evolu– ción no reduce ni relativiza la realidad y el influjo de tantos franciscanos, que vivieron y trabajaron sin conocer a Guillermo de Ockham ni sus teorías o que quizás lo repudiaron a consecuencia de las informaciones negativas que reci– bían. Por todo ello, sin pretender establecer una dependencia directa en relación con las doctrinas de Ockham, es interesante llamar la atención sobre un fenó– meno espiritual del franciscanismo de este siglo, que presenta una cierta analo– gía con los principios de concretez y valoración de la individualidad, tan apre– ciados en el pensamiento ockhamiano. Por ello podría no ser arriesgado adivi– nar una cierta ósmosis o interdependencia. 31 Ibid., 60. 32 Ibid., 64. 33 Ibid., 125.

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