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98 BERNARDINO DEARMELLADA dirigida por Pliche-Martin, donde se lee: "La vida de Guillermo de Ockham es rica en vicisitudes y casi es imposible disociarla de la historia politica y cultural de su tiempo. En el campo politico se encontr6 en medio de uno de los mas complicados periodos de la Iglesia e intervino con su genio versati! y su pasion de franciscano. En el campo del pensamiento se encontr6 frente a una cons– trucci6n que habfa perdido la consistencia de sus principales fundamentos; a su ingenio agudo se presentaron no pocas doctrinas que dificilmente se sostenian. Él tomo una actitud sin duda muy audaz: denuncio inequivocamente la debili– dad de ciertas construcciones, muchas veces trat6 de demoler las ruinas de po– siciones situacionales obsoletas y conservo al mismo riempo el equilibrio para no echarse a la parte opuesta, pero quizas le falt6 el genio constructivo que habrfa podido constituir un sistema solido en lugar de las demoliciones obliga– das. Por eso, y solo por eso, la primera actitud publica hacia sus doctrinas fue de condena; actitud que se prolong6 en el tiempo a causa de Lutero, que se remitia a él. La critica mas actualizada se esta inclinando a enconttar en Ockham valores intrinsecos de un vasto alcance" 5 • Mas recientemente Alessandro Ghisalberti concluye su inttoducci6n a Gli scrittifilosofici di Ockham con estas palabras: "Ockham aparece asi corno un inno– vador que no ha realizado huidas hacia adelante respecto de su tiempo, propo– niendo soluciones historicamente utopisticas; en realidad demuestta haber comprendido la tension ideai que animaba a los hombres de su época, la época de una sociedad cristiana en la que clérigos y laicos miran hacia la .tealizaci6n de una comunidad perfecta, a través de la defensa del bien comun y de la fe cris– tiana"6. A. Pellegrini, en una cuestion tan de hoy corno son las relaciones entre la raz6n y la fe, llega a la conclusion de que "el rigor forma!, al que el Venerabilis Inceptor nos tiene acostumbrados, adquiere un calor y una dimensi6n ilimitada en la espiritualidad y en la experiencia del Espiritu en sintonia total con el ani– mus del movimiento franciscano, que es siempre tao actua1" 7 . O. Todisco ex- 5 A. Forest, F. Van Steenberghen y M de wndillac, I/ movimento dottrina/e nei secoli IX-XIV, en Storia della Chiesa: Dalle originifino ai nostrigiomi, iniciada bajo la direcci6n de Augustin Pliche y Victor Martin, continuada bajo la direcci6n de J.-B. Duroselle y Eugène Jarry. Edici6n italiana dirigida por el prof. dr. Guer:r: i.no Pelliccia, SSP. Voi. XIII, Edici6n italiana cuidada por Servus Gieben y Corrndo da Alatri, OFMCap., Torino 1965, 577-579. 6 A. Ghisalberti, I11trod11z!o11e, 35. 7 A. Pellegrini, Stat11to epistemokliro dello teologia serondo G11glie/mo di Ockham, Firenze 1995, 339.

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