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434 LÁZARO DE ASPURZ por las distancias enormes que separaban a los m1s10neros y por la ferocidad de los indios. Entonces volvió a acordarse el Consejo de los capuchinos de Navarra, y determinó la desmembración de aquella misión, confiando a los navarros la región de Maracaibo. El hecho de tratarse de un país poblado por tribus de indios inquietos, y en espe– cial por los famosos motilones, corpulentos y feroces, indomables en sus serranías inaccesibles, contribuyó a excitar aun más el regocijo en las comunidades al tenerse noticia de la real cédula de 25 de marzo de 1749 que asignaba a la provincia aquella misión. Del ambiente caldeado que en aquella coyuntura se respiraba da testimonio el texto de los estatutos elaborados sin pérdida de tiempo por el definitorio provincial y fechados el 6 de agosto del mismo año: tanto el preámbulo como la conclusión rebosan celo ardoroso. Por estos estatutos debía regirse la labor misional de la provincia. Aun en el detalle del número doce, muy dentro de la tra– dición franciscana cada vez que se trataba de formar la expedición que había de echar los fundamentos de una nueva misión, se aprecia el idealismo reinante. Los religiosos más relevantes de la provincia hacían cuestión de honor el figurar en aquel número 16 • Las otras provincias, con el sentido de responsabilidad que da la veteranía, seguían aportando regularmente sus expediciones 17 • Pero la situación cambió en los dos últimos decenios del siglo XVIII. Los prefectos de las misiones reclamaban ayuda, viéndose impotentes para sostener las numerosas reducciones creadas a costa de tantos esfuer– zos; el procurador general, presionado por el Consejo, luchaba con los provinciales para llenar el cupo de las expediciones; éstas raras veces podían salir íntegras. Faltaban vocaciones. Esta realidad se halla ampliamente documentada gracias a la feliz conservación de una parte de los fondos del archivo del procurador general de Indias, sacados a luz por el P. Froilán de Rionegro 18 • Muy significativa es la carta del P. José Bernardo de Espera, procurador general, al provincial de Navarra en junio de 1787: « V.P. Rda. esfuerce todo lo posible a fin de colectar los ocho mi– sioneros que el Rey y el Consejo tienen pedidos a esa santa provin– cia para la de Maracaibo; en la inteligencia que está cuasi a punto de declararse S.M. y el Consejo de Indias por muy mal servidos de los capuchinos, por causa de estas demoras en las colectaciones de misioneros, que S.M. necesita para el cultivo y amplificación de la 16 FROILÁN DE RrnNEGRO, Misiones de los PP. Capuchinos. Documentos del gobierno cen– tral... (1646-1817), Pontevedra 1929, 57-68. 17 Véanse las que recibieron pasaje desde el año 1760, en O. MAAs, loco cit. 18(1917) 296, 372, 447, 449, 453. 18 Cartas y documentos de las Misiones de los PP. Capuchinos en Venezuela, 1718-1788, Vigo 1931.

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