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448 LÁZARO DE ASPURZ Por de pronto, al trasladarse a América en 1776, iba nombrado por Carlos III visitador de todas las misiones de las cinco provincias capuchinas que trabajaban en los territorios de la capitanía general de Caracas. La visita fue a fondo, y fruto de la misma, y de otra « meramente instructiva » realizada en 1780, fue un memorial al rey, fechado el 24 de julio de 1781 en Madrid, vuelto ya de su azaroso viaje, en que cayó prisionero de los ingleses. El memorial acompañaba a un « cuaderno histórico de visita » y era profundamente pesimista. « Las Misiones Capuchinas - decía -, en más de cien años, no han fundado sino doscientos pueblos [ !], de los cuales unos se han entre– gado al Ordinario, y sólo unos ciento existen administrados por los capuchinos ». Juzga que todo el mal proviene de la actual organización de las mi– siones y propone « la reunión en un solo cuerpo de todas las cinco misiones de capu– chinos valencianos, navarros, andaluces, aragoneses y catalanes, pero sin confundir unos con otros estos cinco miembros, dándoles una sola cabeza en América de su propio cuerpo, que resida en el hospicio que debe fundarse en el centro de todas ellas, que es Caracas, con el título de Custodio ». Pedía, además, que el procurador general de las cinco misiones resi– diera en la corte. Estudiados en el Consejo el informe y el memorial, se desestimó el plan de dar régimen único a las misiones y se tomó nota del trasla– do del procurador general a Madrid 39 • Al menos este importante cambio pudo apuntarse el P. Miguel entre sus éxitos. Su gestión debió de agradar al Consejo, ya que a los pocos días le era comuni– cada su elección para obispo de Arequipa. Todavía parece que realizó, ya obispo, una nueva visita oficial a las misiones capuchinas. En 1783 tomaba posesión de su sede peruana, dispuesto a conducirse como auténtico obispo misionero y también como verdadero capu– chino: visitó toda su diócesis, distribuyó a los pobres sus rentas, fundó un hospicio para mendigos y, siempre amigo de gestos genero– sos, escaló el volcán Misti y en su cima fijó una cruz monumental de hierro. En 1786 renunció inesperadamente a la sede y regresó a España, retirándose al convento de la Paciencia de Madrid 40 • so Ibid., 7-9; Misiones..., 205-210. 40 Sobre el P. Miguel de Pamplona véase: Encicl. Univ. Espasa, vol. 41, 592; ILDEF0NS0 DE CIÁURRIZ, O.F.M.Cap., Capuchinos ilustres de la antigua provincia de Navarra-Cantabria II, Pamplona 1926, 111-116; MELCH0R DE P0BLADURA, El establecimiento de los conventos de retiro en la Orden Capuchina (1760-1790), en Coll.Franc. 22(1952) 154-159; ANTONIO DE ALCÁCER, O.F.M.Cap., Las misiones capuchinas en el Nuevo Reino de Granada, hoy Colombia, Puente del Común (Cund.) 1959, 201-235. Hay documentación sobre su promoción al obispado de
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