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JAIME DE CORELLA ESCRITOR MORALISTA 353 Crucis que la soberana Reina de los ángeles María Santísima enseñó con su celestial exemplo »; « Actos expresos de fe, esperanza y caridad, que deben hacerse por lo menos una vez cada año»; « Memoria de la Pasión de Nuestro Redentor para alabar y engrandecer al Señor »; « Letanía de Ntra. Señora» y « Despertador del alma » 18 • Como se observa, por el mero enunciado de los capítulos, se abor– da todo el temario de la confesión desde un punto de vista eminente– mente práctico. Cabe destacar como notas características de este tratado, aparte la claridad y ordenada distribución de la materia, la belleza de las comparaciones tomadas de la vida ordinaria, y la varie– dad y sugestivo contenido de los motivos que se aducen para mover a los fieles a hacer buenas confesiones. Sinceramente afirmamos que podría imprimirse aún hoy, sin desentonar lo más mínimo ni por su forma ni por su contenido. Este criterio práctico que le distingue, debió asegurarle grandísima difusión, en España y América. El P. Bo– loña consigna siete ediciones en Pamplona; la última en 1694 por An– tonio Zabala 1 ' 9 • Pero bien claro está que no fueron, ni mucho menos, las únicas. 4. - Ejercicio del Via-Crucis La devoción del Vía-Crucis estaba muy en boga en este tiempo, y no había misión popular en que no se tuviera su ejercicio. Se practi– caba particularmente en las iglesias de los capuchinos 2 º. El P. Corella compuso a este fin un devocionario: Método para hacer con devoción el Via-Crucis con oraciones y consideraciones muy eficaces. Fue impre– so en S. Sebastián 1689, por Francisco Zabala 21 • S. - Sermones varios El P. Jaime quería hacerse útil con la predicación al mayor nú– mero posible de fieles. Para los que no tuvieron la suerte de escuchar– le oralmente dejaba al morir, ya preparados para la imprenta, tres lS Interesa observar que acerca de este libro ha habido enconada polémica, sobre todo por parte del P. Pérez Goyena, que abiertamente llegó a negar su existencia, por el hecho de que nadie lo hubiera visto; y llega a decir que se le había confundido con otra publi– cación sobre el mismo tema, Llave del cielo, la buena confesión, de Fr. Francisco Echeverz, editada en Pamplona en 1726 (cf. A. PñREz GoYENA, S.J., Ensayo de bibliografia navarra II, Burgos 1949, 601-602). La evidencia de los hechos ha aclarado y disipado totalmente la duda. Hemos encontrado un ejemplar en la Bibl. Nacional de Madrid, y otro el difunto P. Pací– fico de Vi!anova, conservado en la Bibl. Hispano-capuchina de Sarriá (cf. EMILIO MARÍA DE S0LLANA, O.F.M.Cap., El P. Pacífico de Vilanova y la « Llave del cielo», in Estudios Franc. 61[1960] 99-102). 10 Op. cit., 129. 20 Cf. MELCHIOR A POBLADURA, op. cit. 11/1, 204ss. 21 BERNARDUS A BONONIA, op. cit., 129. No hemos podido encontrar ningún ejemplar de esta obrita. Posiblemente se trata de una edición por separado del Vía-Crucis incluido en la Llave del cielo.

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