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376 VALENTÍN DE SOTO Hemos intentado hasta ahora dar a conocer los escritos y caracte– rísticas principales del P. Jaime de Corella como escritor moralista. Sobre el éxito obtenido por sus obras no hay por qué insistir. Bien a las claras queda ante el ritmo acelerado de las diversas ediciones. Difusión que es más de admirar precisamente en una época de extra– ordinaria abundancia por lo que a literatura moral se refiere. Si quisiéramos ahora resumir en la elemental brevedad de un esquema su personalidad como escritor, sería preciso repetir que el P. Corella es ante todo un hombre de acción y como tal un hombre del pueblo. Su pluma se mueve siempre en perfecta línea de continuidad de su vida intensamente apostólica, con un mismo panorama como fondo: el celo por el bien de las almas. El P. Corella compuso sus obras de moral no como fruto maduro de su actividad docente, desde la cá– tedra, sino en medio de las tareas de la predicación. Salieron a la luz al contacto de las primeras experiencias en la vida apostólica; lle– van por lo mismo la impronta personalísima de lo vivido, de lo, angustiosamente a veces, contrastado en la realidad de la experiencia. En esta estrecha dependencia con la vida ministerial radica el interés mayor de esta literatura. De hecho el P. Corella consagra sus escritos morales al sacerdote en acción, al administrador de Sacramentos, y so– bre todo al confesor. Es esta su principal preocupación. Por ello sus decisiones y opiniones en moral serán de tanto mayor interés cuanto destinadas a tener decisiva eficacia en la práctica, en los avatares ca– prichosos y cambiantes que supone toda vida.