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INTRODUCCIÓN VII -Púes soy el Ministro Provincial de los Frailes Meno1;es Capu– chinos de Castilla-le dijo, rogándole que guardara para ella el se– creto-, y he venido p~ecisamente a ver si podemos· fundar aquí un convento. -:-Gracias pór la explicación-contestó ella-'-, pero ya lo $abía. -¿ Y quién se lo ha podido decir a usted ? -Pocos días ha, mientras encomendaba al Señor un asunto per- sonal en el ·coro, alguien me manifestó qué vendría el Provincial de los que querían fundar. Y esto acabó .de co'nvencer ál P .. Mariano de Vega, Provincial de los Capuchinos de Castilla, de que, en realidad, Sor María de los Angeles Sorazu, Abadesa de la Concepción, que era quien le hablaba, era un alma favorecida· de Dios (1). La fundación capuchina de Va– lladolid no se llevó a cabo ; pero el P. Mariano se había encontrado con. un' alma extraordinaria_. Y el día 6 por la mañana salió para Sa– lamanca. Más tarde supo también que la M. Angeles había elevado el 2 de diciembre esta plegaria al Señor : «¡ Cuántos. religiosos de lá Orden pasarán estos días por la estación e irán a atender a otras al– mas, mientras .yo me muero de pena y aflicción con tanto pecado ! ¡ Haced, Señor, que se detenga alguno y venga a remediar mi gran necesidad ! >> · ¡ Oh, cuántos encuentros, que los hombres llaman fortuitos, habrán s_iclo amorosamente preparados por la Providencia, que todo lo dirige y gobierna con suavidad y fuerza·! Ya desde aqiiella primera entrevista Sor María de los Angeles tuvo cierto_ presentimiento sobre su futuro director espiritual ; pero la vír– gen prudente a nadie lo reveló. Quien no pensaba por entonces en su futura misión era el P. Mariano. Poco a poco fueron manifestándose los caminos de la gracia, y éste empezó a interesarse por el bien espi– ritual ele aquella alma q,ue más tarde había de dirigir. · Le escribió por. vez primera ei 24 de diciembre de aquel año, feli– citándole las .Pascuas ele Navidad, y aprovechó la ocasión para c!.~rle (~ Quien desee· conócer álgunos datos biográficos acerca del Director y de la Dirigida, lea ,nuestra obrit_a: Una Flor siempreviva. S'.Jr Maria de los flngele_s. $ora-· zu a la /.uz de su correspondencia epistolm·, Madrid, ((El Mensajero Ser.ático», r941.