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VI CORRESPONDENCIA DE LA M. ÁNGELES CON EL P. MARIANO ]amanea y mi deseo es visitar un religioso de la Orden que vive en la ciudad. -¡ Qué lástima que no haya ningún convento de Franciscanos en ValladoÜd ! ¡ Lo he .deseado tan,to ! -Puesto qúe he venido, aprovecharé la bcasión para explorar el terreno y examinar las posibilidades de una fundación. -De maneta que V. R. se llama ... -Fray Mariano de Vega, capuchino; encomiéndeme a Dios. -Pues vuelya mañana, si lé place, a celebrar en nuestra iglesia. -Con mucho gusto. Hasta mañana, si Dios quiei:e. Así, poco más o menos, se desarrolló la primera entrevista de los autores del epistolario, que luego conocerá el. lector, en aquella tarde del 2 de diciembre de 1908. El día 3, después de Misa, hablaron, entre otras cosas, de la pro– yectada fundación capuchina de Valladolid. Fray Mariano de Vega buscabá un alma extraordinaria que, como en otro tiempo la Ven. Ma– rina de Escobar, allanara los caminos y enderezara los senderos para la entrada de los Capuchinos en la capital castellana. Pero la abade– sa de la Concepción decía no conocer ninguna de ese temple. Al día siguiente le entrega en la grada una tarjeta del Arzobispo, autorizán– dole para confesar a una religiosa que lo solicitaba, si tenía cuarenta años de edad. La religiosa era ella misma. El P. Mariano había cum– plido sólo· treinta y ocho .. Al oírlo, la abadesa: se angustió sobrema– nera y empezó a llorar a lágrima viva. -Entonces espere hasta mañana-dijo-, pues necesito confesar- me con V. R. · -Que me place. · -¿ Ha desempeñado acaso algunos cargos en la Orden ? -Sí, algunos cargos importantes me han confiado-replicó el P. :Mariano, sin revelar el oficio que .tenía. El día 5 por la mañana, antes de presentarse al locutorio, Fray lVIariano de Vega procuró e~terarse de quién era la Abadesa y supo que cuantos la conocían la tenían por un alma extraordinaria. Mien– tras tanto, llega la contestación de la Curia negándole el permiso para confesarse con él.

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