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16 CORRESPONDENCIA DE LA !VI. i\NGELES CON EL P. MARIANO en un estado de imposibilidad de hallar a mi Dios. y de poseerle, me puse muy triste, pero muy triste; pue:c¡ decía entre mí : «este estado ..en que me hallo es más propio de un alma condenada, o que Dios tiene determinado condenar, que de quien está e1i gracia de Dios; pues no solamente me veo privada dé Dios, sí que también sin es– peranza alguna de volver a poseerle. por esta imposibilidad en que me hallo ele convertirme. La verdad está revestida de tanta seguridad y firmeza que no pued; el alma. menos de creerla, como lo sé por ex– periencia en todo lo que Dios me ha manifestado corno cierto y ver– dadero. Pues si es verdad que estoy eri gracia de Dios, corno el Padre me ha asegurado, y que todás estas dudas y sufrimientos interiores son pruebas, ¿ cómo no lo creo con la firmeza que creo las insinua– ciones de mi Dios (verdaderas, se entiende) y cuanto Dios me da a conocer que ha sucedido, sucede o sucederá por imposible que parezca a la prudencia humana? ¿, Cómo dudo tanto de la bondad del espí– .ritll que me guía, de los caminos por donde me guía y del buen estado de mi conciencia, si es verdad que todo esto es bueno? Me dicen que mis sufrimientos son pruebas, y mi conciencia me dicta que son efecto del mal estado de mi conciencia. Esto lo creo firrnísi– rnamente, y aquello no lo puedo creer, ¿ por qué será esto? ¡Ah!, porque lo verdadero es lo que mi conciencia me indica ... , que estoy en pecado ... , en d'esgracia de Dios ; y no lo que los Padres me dicen. Lo que hay es que yo engaño a todos los confesores, porque cuando me voy a confesar, en vez de confesar pecados, .cuento virtudes, ma– nifiesto mi amor a Dios, siendo así que todo esto es mentira, porque mi vida es uha continua ficción, todo apariencia, todo mentira. ¿, Qué extraño que los confesores se equivoquen y crean ele mí lo que no es, pues soy capaz de engañar al mundo entero?» Así hablaba yo conmigo misma, dudando no solamente del buen · estado de mi conciencia, sí que también de la bondad del espíritu y santidad de muchas almas santas glorificadas ya en el cielo, de las cuales se dice haber sufrido, mientras fueron viadoras en el mundo, penas y tribulaciones de la naturaleza de las mías, pareciéndome ser imposible que un Dios-Verdad ponga ,en estos estados de duda e intranquilidad a ninguna de las almas que están en su gracia, y, por consiguiente, que, si padecieron semejantes penas, estarían también en pecado como yo ; y si en ellas fueron pruebas, no lo son en mí, sino

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